La Palabra Grabada en los Corazones
Si los creyentes oímos sermones y celebramos a Dios sin grabar la Palabra en nuestros corazones, los males en nuestras comunidades nunca nos abandonarán realmente.
Si los creyentes oímos sermones y celebramos a Dios sin grabar la Palabra en nuestros corazones, los males en nuestras comunidades nunca nos abandonarán realmente.
Jesús no murió sólo para llevarnos al paraíso. Él murió para que cada día, nosotros podamos vivir en una hermosa y cercana comunión con el Padre celestial.
¿Quién es verdaderamente justificado por la fe? Es aquel que sabe que está perdido e indefenso, y lo ha intentado todo y ha fracasado. Ahora entrega toda su vida en manos del Señor.
Jesús nos justifica por la fe con un propósito. Debemos romper completamente con este mundo y conformarnos sólo a Cristo.
Cuando nos dirigimos a Jesús con una fe salvadora, Dios nos acredita la justicia de Jesús y todos nuestros pecados son lavados gracias a su obra, no a la nuestra.
La gente a menudo siente que su vida ha acabado cuando toca fondo o lucha contra un dolor abrumador, pero Dios tiene planes buenos y hermosos para su pueblo.
El amor sacrificial de la iglesia fue y sigue siendo lo que hará que un mundo moribundo se levante y preste atención al mensaje del evangelio acerca de Cristo.
Jesús hizo todo por amor y por el deseo de complacer a su padre celestial. Cada una de nuestras decisiones debe reflejar una conciencia de Dios y un deseo de agradarle.
La casa de la que Jesús habla en sus parábolas es nuestro caminar con él. Estamos construyendo una base para conocer a Cristo, para comprender sus caminos.
Dios ha comenzado a sacudir nuestra sociedad, y va a sacudir todo lo que está a la vista para él revelarse como el único poder inquebrantable.