La Justicia como Regalo
Los creyentes somos conformados a la imagen de Cristo y vivimos como él. Es un caminar santo con Dios, pero es una santidad producida por Dios y no por nuestro propio esfuerzo.
Los creyentes somos conformados a la imagen de Cristo y vivimos como él. Es un caminar santo con Dios, pero es una santidad producida por Dios y no por nuestro propio esfuerzo.
Los creyentes deben entrenarse para la rectitud. Puede que nos sintamos muy presionados, pero si obedecemos en las cosas pequeñas, Dios nos dará cada vez más sabiduría y fuerza.
A medida que los creyentes emergen de sus aflicciones más pesadas, Dios abre nuestros ojos a nuestros amigos en dificultades que necesitan el aliento de alguien que los ha precedido.
¿Por qué Dios permitió tales aflicciones? Fue porque estaba llevando a su amado hijo a la “abundancia”. La Palabra de Dios es verdadera; él saca a su pueblo de todo dolor.
Dios quiere que los veteranos de la guerra espiritual, personas que han pasado por muchas aflicciones, demuestren su fidelidad a la próxima generación.
Si los creyentes andan en el Espíritu, oiremos al Espíritu hablarnos. De ahí surge una vida activa, atractiva y vibrante en la que nos convertimos en testigos y servidores.
El amor de Dios nunca se basa en el desempeño de sus seguidores, nunca está condicionado por nuestros estados de ánimo. El amor furioso de Dios no conoce sombra de alteración o cambio.
No importa cuán rodeado estés por las pruebas que se avecinan, deja que la presencia de Dios sea tu mayor escudo.
Como creyentes en Cristo, podemos regocijarnos cuando nuestras pruebas y sufrimientos conducen al avance del evangelio.
¿Has descuidado el tiempo a solas con Dios? Hoy, acércate a él y deja que fortalezca tu corazón y tu mente.