Sabios Contra las Tácticas del Diablo

David Wilkerson (1931-2011)

Sabemos por las Escrituras que las tormentas y las grandes pruebas llegan a todos los que verdaderamente han entregado todo a Cristo: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmos 34:19). Además, si tienes hambre del Señor, si estás decidido a buscarlo con todo tu corazón, poniendo tu mente y tu alma en obedecer su Palabra, serás continuamente blanco de la envidia del diablo.

La más difícil de todas las batallas espirituales tiene lugar en la mente del creyente. Muchos cristianos luchan contra pensamientos opresivos, atemorizantes, contarios a Cristo. Luchan contra los recuerdos de fracasos pasados y terminan sintiéndose indignos de la comunión o las bendiciones de Dios. No siempre hay respuestas a todas las razones por las que los creyentes sufren, pero una cosa es segura. Satanás siempre está detrás de ello.

El diablo quiere robarles a los santos de Dios su reposo, su intimidad, su esperanza del paraíso con el Señor; en resumen, todas las cosas que perdió cuando fue arrojado del cielo. En el momento en que tomaste la decisión de entregarte completamente a Jesús; y las preocupaciones de Dios se convirtieron en tus preocupaciones, te convertiste en el blanco de la ira de Satanás.

Aunque tu fe sea débil en este momento, Satanás no te dejará de lado. Él está decidido a no permitir que el Espíritu Santo reavive esa llama en ti. Por esta razón, Pablo nos advierte que no ignoremos las artimañas del diablo: “Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). Si ignoramos las tácticas del enemigo, podríamos permitirle que gane un punto de apoyo o una ventaja sobre nosotros.

Pablo escribe: “El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia” (11:14-15). La advertencia de Pablo aquí es muy clara: Satanás usa a personas impías como mensajeros de su ira y envidia. Y, según el apóstol, estas personas se han infiltrado en la iglesia. ¿Alguna vez has conocido a esas personas?

El hecho es que todos estaremos en una lucha hasta que muramos o Jesús vuelva a la tierra. Es posible que tengamos temporadas de calma, pero mientras estemos en la tierra, estamos comprometidos en una guerra espiritual. Pero se nos han dado armas poderosas para derribar fortalezas (ver 2 Corintios 10:3-5). Hemos sido equipados con armas que Satanás no puede resistir: oración, ayuno y fe. ¡Aleluya!