Ponte de Pie y Pelea la Batalla

David Wilkerson (1931-2011)

¿Cuántos cristianos se llaman guerreros pero nunca han sido probados o entrenados? Escuchamos acerca de los muchos guerreros de oración en esta nación. Pero la triste verdad es que la gran mayoría de ellos nunca han sido entrenados, no están listos para pelear. Muchos creyentes verdaderos se niegan a luchar contra el diablo o luchar contra su reino.

Cuando Dios encuentra a un creyente con hambre y un deseo de su bendición, él lo pone en el cuadrilátero para que aprenda a pelear. El Señor va a necesitar guerreros bien entrenados que prevalecerán sobre todos los poderes del infierno en su última hora de guerra.

En este momento, Dios está haciendo una obra rápida en su remanente: se llama entrenamiento de crisis. Estos santos probados en este entrenamiento se están convirtiendo en los capitanes de su ejército de los últimos días. Dios está poniendo la lucha del Espíritu Santo en ellos y está levantando guerreros que son probados, porque han luchado con Dios, tal como lo hizo Jacob (ver Génesis 32: 24-32).

Este tipo de entrenamiento requiere disciplina física y espiritual. Jacob se lanzó de cuerpo entero a la batalla, con toda su habilidad humana. Un espíritu de lucha se había levantado en él y, según las Escrituras, “venció al ángel, y prevaleció” (Oseas 12:4). Este versículo tiene un gran significado para todos los que quieren prevalecer en la oración. Dice que Jacob prevaleció y ganó la batalla. Si vas a prevalecer en estos últimos días, tendrás que poner toda tu fuerza en ello.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid” (1 Pedro 5:8-9).

Muchos cristianos esperan que Dios salve de alguna manera a su familia, reconcilie las relaciones, haga milagros, todo sin costo alguno para ellos. Ello sólo quieren descansar en su mecedora y “creer que Dios lo hará todo”. Pero este asunto de prevalecer en la oración: “abrirse paso” hacia Dios, obtener respuestas y ver resultados, le costará algo a tu carne.

Dios quiere que te agarres de él, porque él te ama. Él quiere que pidas todas sus bendiciones. Levántate en fe y aférrate a sus promesas. Levántate y pelea. Tú tienes su fuerza, ¡así que úsala!