Las Armas Adecuadas para la Guerra

David Wilkerson (1931-2011)

“Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl” (1 Samuel 18:12).

Satanás envidia y teme a la mayoría de los que han estado con Dios en oración y están decididos a ponerse de pie y luchar con fe. Satanás teme incluso a un pequeño ejército de aquellos que están ceñidos en la fe para una pelea. Él se acobarda frente a los que están de pie y dispuestos a resistir.

Debido a que él te teme, su estrategia es neutralizar tu espíritu de lucha.

El diablo hace esto tratando de inundar tu mente con pensamientos derrotistas, distractores del infierno, que generan desconfianza y preguntas sobre el poder de Dios. Él gritará en tu mente y espíritu: “Ya no sirve de nada luchar. Estás demasiado débil por tus luchas personales. Los poderes del infierno son demasiado grandes para superarlos, así que es mejor que te relajes. Ya no necesitas ser tan intenso con la batalla”.

¡Todo esto es una distracción! Toda la estrategia de Satanás es hacer que apartes los ojos de la victoria de la cruz. Él quiere que te enfoques en tus debilidades, tus pecados, tus defectos. Quiere hacerte creer que no eres lo suficientemente fuerte para seguir adelante. Tu fuerza, sin embargo, no es el punto; ¡La fuerza de Jesús, sí lo es!

El hecho es que todos estaremos en una pelea hasta que muramos o Jesús regrese. Es posible que tengamos temporadas de calma y alivio, pero mientras estemos en esta tierra, estaremos comprometidos en una guerra espiritual. Simplemente, estas batallas no tienen fin. Por eso Pablo dice que Jesús nos ha dado armas para derribar fortalezas (ver 2 Corintios 10:3-5). Hemos sido equipados con armas que Satanás no puede resistir: La oración, el ayuno y la fe.

Ha llegado el momento de dejar de enfocarnos en nuestras aflicciones presentes. Debemos apartar los ojos de nuestras pruebas y fijarlos en el capitán de esta guerra. Jesús tiene la llave de toda victoria y él nos ha prometido: “Te he provisto de todas las armas necesarias para la batalla. Estoy listo y dispuesto a darte fuerzas en tiempos de debilidad”.