El Arma Indispensable del Cristiano

Nicky Cruz

La forma de ser poderosos y eficaces es mediante la oración ferviente. La noche en que Jesús luchaba en oración con su misión de morir en la cruz, sus discípulos no podían mantener los ojos abiertos, mucho menos apoyarlo en oración. Entonces Jesús les dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41).

La oración es un arma fundamental e indispensable en nuestra lucha contra las fuerzas espirituales de maldad. En el libro de Santiago, leemos que “la oración eficaz del justo puede mucho” (5:16). Una simple oración puede reunir las fuerzas del cielo para protegernos del daño. A través de la oración obtenemos la fuerza y el conocimiento que necesitamos para vencer la tentación, discernir la voluntad de Dios o recibir cualquier otra cosa que necesitemos. Dios da sabiduría y poder sobrenatural a quienes confían en él y anhela hacer precisamente eso.

Es triste cuando los creyentes ven la oración como nada más que la recitación de una lista de deseos o una última llamada de ayuda. Muchas personas pasan sus momentos de oración rogando a Dios por las cosas que quieren, pidiéndole que cumpla sus deseos egoístas. Dios no promete responder a ese tipo de oración. Pero cuando oramos según su voluntad y por aquello que realmente necesitamos para hacer avanzar el reino, él responde.

Cuando nos movemos en la voluntad de Dios, podemos depender de él para que nos abra las puertas, para hacer un camino y guiarnos a medida que avanzamos. Podemos sentir su presencia constante mientras realizamos nuestras tareas diarias. Él está ahí para ayudarnos a superar las crisis personales: ataques financieros, enfermedades, mucho más. Siempre podemos estar seguros de que él nunca nos dejará solos ni nos abandonará.

La oración ferviente es un estilo de vida, de ir a Dios con cada necesidad, preocupación y pregunta, y luego aprender a obedecer cuando sentimos que él responde. Es pedirle a Dios que nos dirija antes de movernos y luego ir en la dirección donde él nos ha señalado. Estoy convencido de que si hacemos eso, si vivimos nuestras vidas con sincera sabiduría y tratamos de movernos en la dirección que él nos lleva, entonces, incluso si vamos por el camino equivocado de vez en cuando, Dios eventualmente lo arreglará.

Nicky Cruz, evangelista internacionalmente conocido y prolífico autor, se volvió a Jesucristo de una vida de violencia y crimen después de encontrarse con David Wilkerson en la ciudad de Nueva York en 1958. La historia de su dramática conversión fue contada por primera vez en el libro “La Cruz y el Puñal”, escrito por David Wilkerson y más tarde en su propio best seller “Corre, Nicky, Corre”.