El Señor de la Liberación Milagrosa

David Wilkerson (1931-2011)

Considera la milagrosa liberación de Israel de Egipto en la Biblia. Cuando el pueblo de Dios cruzó sobre tierra seca, vieron las olas chocar contra su enemigo detrás de ellos. Fue un momento glorioso, y tuvieron una gran reunión de alabanza con danza, canto y acción de gracias. “¡Somos libres! Dios nos ha librado de la mano de la opresión”.

La historia de Israel representa nuestra propia liberación de la esclavitud y la culpa del pecado. Sabemos que Satanás fue derrotado en la cruz y que de inmediato fuimos liberados de su garra de hierro. Sin embargo, hay más en el propósito de Dios al salvarnos y liberarnos. Dios nunca tuvo la intención de que Israel acampara allí en el lado de la victoria del Mar Rojo. Su mayor propósito al sacarlos de Egipto fue llevarlos a Canaán, su tierra de plenitud. En resumen, los sacó de la esclavitud para traerlos a su corazón y a su amor. Él quería un pueblo que dependiera totalmente de su misericordia, gracia y amor. Lo mismo sigue siendo cierto para su pueblo hoy.

La primera prueba de Israel llegó pocos días después, y terminaron murmurando y quejándose, totalmente descontentos. ¿Por qué? Ellos habían conocido la liberación de Dios, pero no habían entendido su gran amor por ellos.

Aquí está la clave de esta enseñanza: No puedes tener gozo y paz; de hecho, no puedes saber cómo servir al Señor correctamente, hasta que veas su deleite en tu liberación… hasta que veas el gozo de su corazón por su comunión contigo… hasta que veas que todos los muros han sido removidos en la cruz… hasta que sepas que todo en tu pasado ha sido juzgado y borrado. Dios dice: “¡Yo quiero que sigas adelante hacia la plenitud que te espera en mi presencia!”

Multitudes hoy se regocijan en los maravillosos beneficios de la cruz. Se han mudado de Egipto y están en el “lado de la victoria” de su prueba en el Mar Rojo. Disfrutan de la libertad y agradecen a Dios continuamente por haber arrojado al mar a su opresor.

Muchos de estos mismos creyentes pierden el mayor propósito y beneficios de Dios para con ellos. Se olvidan de por qué el Señor los ha sacado, que es para traerlos a Él. En él es donde se puede hallar el máximo gozo, satisfacción y propósito de nuestras vidas.