Muchos cristianos están enfrentando grandes obstáculos en sus vidas. Puede ser una pérdida de trabajo, un matrimonio en tensión, un ser querido enfermo o un hijo que está luchando con su fe. Pero no importa cuán sombrías puedan parecer las cosas, Dios está en medio de las vidas de aquellos que lo aman y ponen su confianza en él.
En la Biblia leemos acerca de una viuda pobre que estaba en una situación desesperada. Después de la muerte de su esposo, ella no pudo pagar sus deudas y el acreedor estaba buscándola. En aquellos días, los acreedores no sólo tomaban tus pertenencias; se llevaban a tus hijos. En su desesperación, la viuda le pidió ayuda al profeta Eliseo.
“Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos” (2 Reyes 4:1).
Eliseo podría haberle dicho que fuera al templo por ayuda, pero él personalmente tomó medidas. “¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa” (4:2). Básicamente, Eliseo le decía: “Dios puede visitarte tal como estás, en tu condición actual. Si tienes fe, él puede multiplicar inclusive lo más pequeño que tienes”. Ella sólo tenía un frasco de aceite, pero en respuesta a su obediencia y fe, el aceite se multiplicó y sus necesidades fueron más que saciadas para la gloria de Dios. De hecho, ella obtuvo un suministro interminable de aceite y también tenía un poderoso testimonio para sus vecinos. (Lee la historia completa en 2 Reyes 4:1-7.)
El Señor usó medios no convencionales para suplir las necesidades de esta viuda, pero esa es la belleza de cómo obra Dios. Sus planes suelen estar muy por encima de cualquier cosa que podamos imaginar. Él va más allá de nuestras capacidades humanas y nos provee de victoria tras victoria.
No importa cuál sea tu situación, que tu fe siga llevándote a un lugar de reposo en tu Padre amoroso. ¡Todas las fuerzas del cielo están a su disposición y él está trayendo tu victoria ahora mismo!