UNA PROMESA PARA TODOS LOS LLAMADOS

David Wilkerson (1931-2011)

Dios le dio una palabra al profeta Jeremías para que se la dijera a Israel: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz para no oír mis palabras” (Jeremías 19:15). Las palabras de Jeremías enfurecieron tanto al gobernador principal del templo que lo ataron y lo torturaron. Sin embargo, a pesar de su sufrimiento, Jeremías nunca dudó de su llamado. Él sabía que había recibido una palabra de Dios.

Dios continuó diciéndole a Jeremías: “Yo planeé un ministerio para ti y tú debes edificar mi iglesia. Quiero que plantes semillas de mis buenas nuevas, así que no te preocupes; Te daré cada palabra para hablar justo cuando la necesites. Y nunca tengas miedo de los hombres ni miedo al fracaso. Recuerda, mientras tú vivas, yo estaré contigo. No te desanimes, levántate con fe y haz lo que te he mandado. Tienes un propósito divino y éste es hablar lo que yo pienso” (ver Jeremías 1:9-17).

Jeremías nos dice: “Extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca” (1:9). ¡Qué momento tan increíble en la vida de este hombre! ¡Qué maravilloso es saber que Dios puso su mano sobre ti, reveló sus pensamientos y te ungió para hablar por él! Entonces Dios añadió esta palabra: “No temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos” (1:17).

Amados, este es el mensaje de Dios para cada cristiano que alguna vez haya sido llamado por él. Él nos está diciendo: “¡No dejes que nadie te derribe! No tienes razón para estar confundido o desesperado. Te he dicho que estoy contigo y que no hay razón para el agotamiento, no hay razón para renunciar. Sin importar las dificultades que enfrentes o lo mal que te traten las personas, ¡he puesto poderosas columnas a tu alrededor y estoy contigo para librarte!”