UNA LIBERTAD GLORIOSA DEL TEMOR

David Wilkerson (1931-2011)

Las condiciones en el mundo de hoy hacen que aumente el miedo. Estamos presenciando las palabras de Jesús: “En la tierra angustia de las gentes, confundidas ... desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21:25-26). Cristo nos está advirtiendo: “Sin esperanza en mí, multitudes de personas literalmente van a morir de miedo”.

Para los seguidores de Jesús, sin embargo, aquellos que confían en las promesas de Dios de que él preservará a sus hijos, hay libertad gloriosa de todo temor. De hecho, todos los que vienen a estar debajo del señorío de Cristo nunca más volverán a tener temor si echan mano del siguiente secreto: La verdadera libertad del temor consiste en rendir totalmente la vida de uno en las manos del Señor.

Rendirnos al cuidado de Dios es un acto de fe. Significa ponernos completamente bajo su poder, sabiduría y misericordia, guiados y preservados solamente de acuerdo a su voluntad. Si hacemos esto, el Dios del universo promete responsabilizarse completamente de nosotros: alimentarnos, vestirnos y darnos abrigo; y guardar nuestros corazones de todo mal.

Jesús brindó el mejor ejemplo de este tipo de renuncia santa cuando fue a la cruz. Justo antes de entregar su espíritu, él clamó en voz alta: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46). Cristo colocó el cuidado, tanto de su vida, como de su futuro eterno, en la custodia del Padre. Y, al hacerlo, colocó las almas de cada una de sus ovejas en manos del Padre.

Tal vez te preguntes: “¿Acaso no dijo Jesús que tenía el poder tanto para dar su vida como para tomarla de nuevo?” (Ver Juan 10:18). Dado que él tenía el poder de “volver a tomar su vida”, ¿por qué renunció a ella, poniéndola en las manos de Dios para ser preservada? La respuesta es simple: Jesús hizo esto para dar un ejemplo de confianza que todas sus ovejas siguieran.