Una Hambruna del Alma

David Wilkerson (1931-2011)

Hoy hay una terrible hambruna en la tierra. No una hambruna de comida sino de necesidad humana. Multitudes mueren de hambre de amor y afecto; de paz y contentamiento; de propósito y realización. La palabra hambruna en realidad significa “escasez extrema, hambre no satisfecha, inanición de cualquier tipo”. Eso resume muy bien el vacío que muchos están experimentando hoy.

Una forma simple y bíblica de salir de la desesperación y el hambre espiritual se encuentra en una sola palabra: esperanza. La esperanza es una creciente fe interior de que lo que necesitas es posible. “Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” (Mateo 19:26).

La esperanza es la seguridad de que todo saldrá bien para ti en el tiempo de Dios. “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). Puedes pensar que estás condenado a la desesperación, pero Dios ha prometido hacer lo correcto por ti, en su tiempo, a su manera.

La esperanza es una confianza frente a ninguna evidencia visible; es la confianza que dice: “Todavía no lo veo, pero voy a comenzar a agradecer y alabar a Dios ahora. Él ya ha hecho provisión para mí”. También es una confianza total en que, a pesar de todas las dificultades, Dios va a obrar en favor tuyo y te mantendrá firme. “Conoce Jehová los días de los perfectos… y en los días de hambre serán saciados… porque Jehová sostiene su mano” (Salmo 37:18-19, 24).

Esa hambruna que estás experimentando, ¿te apartará del amor de Cristo? ¡Nunca! “Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8:38-39).

Jesús te ama tanto que nunca te decepcionará ni te fallará. Acércate a él honestamente con esperanza en tu corazón y dile: “Señor, tú vas a ayudarme y librarme con tu poder. Yo te alabo por ello”.

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