Una Fe que Soporta la Crisis

David Wilkerson (1931-2011)

Nuestra sociedad está desesperada por hallar esperanza y paz en estos días turbulentos. Anhelan conocer la verdad de Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Ellos estarán observando a los hijos de Dios para ver un testimonio de su provisión y cuidado para con los suyos.

Es interesante notar que el mundo observa a los creyentes que enfrentan desafíos. Ellos esperan que cantemos una cántico en medio de nuestros momentos más difíciles. Vemos ejemplos de esto en la Palabra de Dios. El Salmo 137 describe el cautiverio de Israel por parte de los babilonios, cuando el pueblo de Dios lo había perdido todo, incluida su tierra natal. Aun así, sus captores querían escuchar los cánticos de victoria por los que los israelitas eran famosos.

“Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion” (Salmos 137:1-3).

Los israelitas eran famosos por cantar cánticos de victoria; sus captores insistieron: “¡Cantadnos! Hemos escuchado acerca de las grandes canciones de victoria que le ofrecen a Dios, ¡tóquenlas para nosotros!” Algunos podrían sugerir que esta demanda se hizo en forma de burla, pero creo que los babilonios anhelaban sinceramente escuchar un testimonio. Su propia religión los había dejado vacíos, secos y sin esperanza.

Asimismo, el mundo exige hoy un canto de victoria del pueblo de Dios. Lo que realmente quieren saber es: “¿Cómo vas a reaccionar en esta crisis actual? Hemos oído que piensas que tu Dios es fiel y poderoso, pero ¿confías en él en momentos como estos? ¿Tu fe realmente se sostiene en tiempos de crisis?”

“Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová” (Salmos 40:3). Tu tierno y amoroso Padre, que se compadece de tus debilidades, te da una canción sin importar lo que estés pasando.