Una Acción Tonta, Un Testimonio Glorioso

David Wilkerson (1931-2011)

En 1958, mi corazón fue quebrantado por una noticia sobre siete adolescentes que eran juzgados por asesinar a un niño lisiado. El Espíritu Santo se movió en mí con tanta fuerza que me sentí guiado a ir al juzgado de Nueva York donde se estaba llevando a cabo el juicio, y entré a la sala del tribunal convencido de que el Espíritu me había impulsado a intentar hablar con esos jóvenes.

Sin embargo, cuando la sesión del día llegó a su fin, comencé a darme cuenta. Pensé: “A esos muchachos los van a sacar por la puerta lateral encadenados y no los volveré a ver”. Así que me levanté y caminé por el pasillo hacia el banco del juez, donde pedí que me permitieran hablar con los muchachos antes de que regresaran a sus celdas.

En un instante, los policías se abalanzaron sobre mí y fui escoltado sin ceremonias fuera de la sala del tribunal. Los flashes estallaron a mi alrededor y me asediaron las preguntas de los reporteros que cubrían el juicio. Sólo podía quedarme allí sin palabras, completamente estupefacto, en una situación humillante y embarazosa. Pensé: “¿Qué pensará mi iglesia en casa? La gente me verá como un loco. He sido tan ingenuo”.

Dios oyó el clamor de este pobre hombre ese día, y desde entonces ha honrado mi clamor silencioso. Verás, a partir de esa lamentable escena en el juzgado, nació el ministerio Teen Challenge, con un alcance hoy que se extiende por todo el mundo. Y yo comparto con gozo el humilde testimonio de David en el Salmo 34: “En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán” (Salmos 34:2).

David está diciendo aquí, en esencia: “Tengo algo que decirle a toda la gente humilde de Dios en la tierra, ahora y en los siglos venideros. Mientras exista este mundo, el Señor librará a todo el que lo invoque y confíe en él. En su increíble misericordia y amor, él me liberó, a pesar de que hice un movimiento muy tonto”.

Todo lo que necesitas saber es que nuestro bendito Señor escucha cada clamor sincero, fuerte o silencioso, y él responde. Incluso si actuaste tontamente o tuviste una terrible falta de fe, sólo necesitas volver a invocar a tu Libertador. Él es fiel para escuchar tu clamor y actuar.