Un Lugar de Reposo

David Wilkerson (1931-2011)

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios” (Hebreos 3:1-2).

El libro de Hebreos ofrece una palabra fuerte y vital para todos los que son "participantes del llamamiento celestial". Esto significa que tú escuchas que el cielo te llama. Incluso ahora el cielo está llamando a un pueblo que esté libre del materialismo y de la necedad de este mundo: cristianos que se despiertan cada mañana y escuchan a Jesús llamándolos a venir a él. Miran todo lo que les rodea y claman internamente: “Jesús, mi corazón no está aquí, mi futuro no está aquí. Nada en este mundo me satisface. Sólo tú, Jesús, eres mi vida”.

“[Jesús] el cual es fiel al que le constituyó” (Hebreos 3:2). La fidelidad significa simplemente creer que Dios cumplirá su Palabra en nosotros. En este sentido, debemos retener “firme hasta el fin nuestra confianza del principio” (Hebreos 3:14).

Con el tiempo, a medida que aumentan tus pruebas y las batallas se vuelven más intensas, puedes cansarte. Diariamente, tienes un enemigo que intenta destruirte; él es un mentiroso y un seductor. Jesús dijo: “El diablo… no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él… es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).

Satanás no pierde su tiempo mintiendo a los pecadores; ellos ya son prisioneros de su engaño. No, él miente a aquellos creyentes cuyos corazones están puestos en el Señor. De hecho, Satanás usa sus mentiras más sutiles y convincentes contra aquellos que están decididos a entrar en el reposo provisto por Dios.

“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios… Procuremos, pues, entrar en aquel reposo” (Hebreos 4:9, 11). "Reposar en Dios" significa entrar en un lugar de total confianza en su Palabra. Es un lugar de fe, una confianza continua de que Dios está con nosotros, que él no puede fallar y que nos llevará hasta el final.

Pasa tiempo con tu Padre hoy y deja que el Espíritu Santo ministre tu corazón y te fortalezca. Encuentra reposo para tu alma cansada con una rendición total a Dios.