UN LUGAR DE ORACIÓN

David Wilkerson

¡Nuestros hogares deben ser lugares de oración!

“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:19). Algunos cristianos llaman a esto “oraciones de común acuerdo”. Tú serás grandemente bendecido si tienes un hermano o hermana devoto/a con quien orar. De seguro, los intercesores más poderosos que conozco vienen de a dos o de a tres. Si Dios me ha bendecido en algo en esta vida, si me ha usado para Su gloria, sé que es porque algunos poderosos intercesores interceden por mí diariamente.

El lugar donde este tipo de oración es más poderoso, es en el hogar. Mi esposa Gwen y yo oramos juntos diariamente y sé que esto mantiene nuestra familia unida. Siempre orábamos por cada uno de nuestros hijos durante sus años de crecimiento para que ninguno de ellos se pierda. Orábamos por sus amistades y sus relaciones con los demás. También orábamos por sus futuros cónyuges y ahora hacemos lo mismo por nuestros nietos.

Tristemente, muy pocas familias cristianas toman tiempo para orar en casa. Personalmente puedo testificar que estoy aún en el ministerio por el poder de la oración en familia. Cada día, no importando lo que mis hermanos y yo estuviéramos jugando, en el patio de enfrente o cruzando la calle, mi madre alzaba su voz desde la puerta de nuestra casa: “¡David, Jerry, Juanita, Ruth, es tiempo de orar! (mi pequeño hermano Don aún no había nacido).

Todo el vecindario sabía acerca de nuestro tiempo de oración familiar. Algunas veces odiaba escuchar ese llamado, y me enojaba y renegaba. Pero algo cierto sucedía en esos tiempos de oración, mientras el Espíritu se movía entre nosotros y tocaba nuestra alma.

Quizás no puedas verte teniendo oración familiar. Quizás tengas una esposa que no es cooperativa o un hijo en rebeldía. Amado, no importa quien elija no estar involucrado en ese tiempo. Tú puedes llegar a la mesa de la cocina e inclinar tu cabeza y orar. Eso servirá como tiempo de oración del hogar, y cada miembro de tu familia lo sabrá.