A TI VOLVEMOS NUESTROS OJOS

David Wilkerson (1931-2011)

Si nuestros líderes declararan que no tienen la menor idea de cómo gobernar y dirigir, nuestra nación estaría confundida y temerosa. Pero eso mismo sucedió en la época del rey Josafat cuando tres ejércitos enemigos se estaban acercando a Judá. Este poderoso rey reunió a la nación y, en lugar de presentar un plan de guerra y una declaración de acción decisiva, se presentó ante el pueblo y derramó su corazón ante Dios: “He aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (2 Crónicas 20:11-12).

¿Qué tipo de plan era este? No era un programa, ni una acción del comité, ni un brillante plan de guerra. Sólo una simple declaración: “Estamos abrumados y no sabemos qué hacer, pero mantendremos nuestros ojos en el Señor”. Lo creas o no, incluso los santos más grandes que hayan vivido, nunca entendieron completamente la batalla entre la carne y el espíritu. Mira todas las diferentes denominaciones que tenemos y las disputas sobre doctrina. Los hombres de hoy todavía están en la oscuridad por tantas cosas.

El impulso de “hacer que las cosas sucedan” por nuestra cuenta nos llega a todos en ocasiones y podríamos comenzar a adelantarnos a su plan. Además, el enemigo viene contra nosotros, lo que nos hace llegar a ese punto de pánico en el que el corazón clama: “¿Qué hago ahora?” Dios tiene una respuesta para nosotros: “A Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá” (Miqueas 7:7).

Sin embargo, es importante comprender que “mantener los ojos puestos en el Señor” no significa que crucemos los brazos y nos hagamos a un lado para que Dios lo haga todo. Significa esperar hasta que él muestre el camino. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6).

Dios está ansioso por orientarte, su hijo querido, así que pasa tiempo en su presencia y mantén tus ojos en él.