SIRVIENDO A JESÚS SIN TEMOR

David Wilkerson (1931-2011)

“Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo… Que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días” (Lucas 1:68, 74-75).

Dos asombrosas misericordias están incrustadas en esta promesa de Dios: La primera, que vendría un redentor, el cual nos salvaría de nuestros enemigos. La segunda, que el Salvador nos permitiría servirle sin temor, en santidad y justicia todos los días de nuestra vida. Estas promesas se cumplieron en la victoria de Jesús en la cruz, donde el Señor derrotó a todos los principados y potestades de las tinieblas, poniendo su pie sobre la cabeza de Satanás y aplastándola.

Cristo hizo provisión para que vivamos todos nuestros días sin temor. “El perfecto amor echa fuera el temor... De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18). Juan no está hablando de un amor inquebrantable, o incluso de un amor maduro en un cristiano. No es ahí donde comienza el amor perfecto para los verdaderos creyentes. Según Juan, la primera consideración de un amor perfecto es un amor incondicional por nuestros hermanos y hermanas en Cristo. “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros” (4:12).

Si estás interesado en vivir una vida sin temor, dice Juan, hay una manera de llegar allí. De hecho, hay un amor perfecto que echa fuera todo temor, y este es el primer paso que todos debemos tomar: “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros” (4:11).

Amar a los demás es algo que se nos manda hacer. Juan dice en el capítulo anterior: “Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado” (3:23).

Amar a los demás es más que perdonar, mucho más. Significa ofrecer compañerismo, estimar altamente a los demás y estar disponibles para ellos en su momento de necesidad. Según Juan, cuando nuestro amor está alineado con la Palabra de Dios, cuando abrazamos su amor por nosotros y nos amamos unos a otros incondicionalmente, sólo así viviremos sin temor.