SERMONES ILUSTRADOS

David Wilkerson (1931-2011)

A medida que el mundo es testigo de una calamidad tras otra y del aumento de la ansiedad, “los corazones de los hombres están “desfalleciendo … por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra” (Lucas 21:26). Ha habido muchas advertencias proféticas sobre tales calamidades (terremotos, hambrunas, plagas) y ha aumentado el interés por el arrebatamiento y los últimos tiempos. Sin embargo, para muchos, Dios ha quedado completamente fuera de la ecuación. Los creyentes han sido motivados a orar y a prepararse, pero los pecadores parecen encogerse de hombros. Los impíos simplemente no están oyendo.

Jesús nos dijo que cuando comencemos a ver que estas cosas suceden, debemos mirar hacia arriba y regocijarnos, porque nuestra redención está cerca (ver Lucas 21:28). Como cristianos, debemos “fijar” nuestra fe, lo que significa “estabilizar, hacer inconmovible”. Las Escrituras dicen que está en nosotros, el poder para hacer esto: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor” (Santiago 1:6-7).

Dios nos está diciendo, en esencia: “Cuando el mundo mire a mi pueblo en estos días de temblor y ansiedad, ellos deberán ser capaces de ver una fe que permanece sólida e inconmovible. ¡Así que, creyente, ancla tu fe! Toma una posición fija y nunca te rindas”.

El mundo no necesita más sermones sobre la fe. Los incrédulos necesitan ver un sermón ilustrado: Las vidas de hombres y mujeres que viven su fe delante del mundo. Ellos necesitan ver a los siervos de Dios pasar por los mismos desastres que ellos enfrentan y no ser sacudidos por estos.

“Porque por ella [por la fe] alcanzaron buen testimonio los antiguos” (Hebreos 11:2). Cuando mantenemos nuestra posición de fe en tiempos difíciles, tenemos la misma afirmación del Espíritu Santo: “Bien hecho. Tú eres el testimonio de Dios para el mundo. Otros pueden mirarte y proclamar que hay esperanza”.