SER UN SEGUIDOR DE CRISTO

Nicky Cruz

Cuando nuestros ojos han sido abiertos por Jesús, cuando vemos a la gente como él la ve, ya no podemos sentarnos en silencio mientras las almas lastimadas vagan sin rumbo por la vida a nuestro alrededor. La compasión por los perdidos no puede coexistir con la complacencia. La apatía ya no es una opción.

“En esto se manifiestan los hijos de Dios”, nos dice el apóstol Juan, “y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano” (1 Juan 3:10). ¿Puede la Palabra de Dios, ser más clara que esto? Hay una prueba de fuego para ver si somos verdaderos seguidores de Jesús, para ver si realmente somos sus hijos; y ésta depende del nivel de nuestra compasión por los demás.

Juan continúa escribiendo: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende” (1 Juan 3:17-20).

Cuando el Espíritu Santo ha entrado en nuestros corazones y vidas, llenándonos con el amor y la compasión de Jesús, vemos a las personas con claridad. Nuestros ojos brillan con el gozo del Señor, y ya no podemos caminar al costado del desvalido, del pobre, del adicto, del alcohólico, del pandillero, del pecador; y pasarlos por alto, sin verlo, sin sentir su dolor. Nos apropiamos de dicho dolor, para ayudarlo a restaurar su dignidad ante Dios. Lo abrazamos, lloramos con él y lo llevamos a los brazos sanadores de Jesús. De eso se trata ser un seguidor de Cristo.

Nicky Cruz, evangelista internacionalmente conocido y prolífico autor, se volvió a Jesucristo de una vida de violencia y crimen después de encontrarse con David Wilkerson en la ciudad de Nueva York en 1958 La historia de su dramática conversión fue contada por primera vez en el libro “La Cruz y el Puñal” escrito por David Wilkerson y más tarde en su propio best seller “Corre, Nicky, Corre”.