QUIETUD Y CONFIANZA

David Wilkerson (1931-2011)

El secreto de Dios para la fuerza espiritual se encuentra en Isaías 30:15: “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza”.

En hebreo, la palabra quietud, significa reposo. Y reposo significa calmado, relajado, libre de toda ansiedad. En estos días, no muchos cristianos tienen el tipo de tranquilidad y serenidad descrito aquí. Multitudes de creyentes están involucrados en un frenesí de actividades, precipitándose alocadamente para obtener posiciones, riquezas, posesiones y placeres. Aun en el ministerio, muchos corren preocupándose, temiendo, buscando respuestas en conferencias, seminarios y en los libros de mayor venta. Al parecer, todos quieren dirección, soluciones, algo que calme su espíritu, sin embargo, buscan en todas las fuentes, excepto en el Señor. Pero Dios ya les ha dado una palabra a través de Isaías; y si no se vuelven al Señor como su fuente, sus luchas acabarán en sufrimiento y confusión.

El apóstol Pedro habla del "ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Pedro 3:4). Tal espíritu no tiene nada que ver con el temperamento o la personalidad; después de todo, algunas personas son naturalmente más susceptibles a ser calmadas o tímidas, mientras que otras son simplemente lo contrario. No, el espíritu calmado, al que se refiere Pedro, sólo puede implantado en nosotros por el Espíritu Santo. Y la buena noticia es que él lo da a todo aquel que confía completamente en el Señor.

¿Es tu hogar un lugar de calma y paz, o es un lugar de dudas, ansiedad e inquietud? Cuando vienen los problemas, ¿buscas al Señor diligentemente antes de recurrir a cualquier otra fuente? Este proceso de confiar en primer lugar en él, en todas las cosas no es fácil ¡pero tiene que ser estimulado! Nuestro Señor dice: “Has confiado en mí para ser salvo y ahora quiero que confíes en mí, en todas las cosas de tu vida, tu salud, tu familia, tu futuro. ¡Dámelo todo!” Anda a tu lugar secreto de oración y enciérrate con él; y él saciará cada una de tus necesidades… ¡y más!