Envejecer en el mundo es atemorizante, pero en el Cuerpo de Cristo, a la vejez se le da poder, un poder más allá de profetizar y ver visiones. Al final de la vida, las personas a quienes amas, las más cercanas a ti y las que Dios ha puesto a tu cuidado son las más importantes.
Cuando envejeces en el Cuerpo de Cristo, no tienes que acurrucarte y morir. ¡Tú puedes comenzar a vivir! Nuestro clamor debe ser: “Oh, Dios, vuelve nuestros corazones a los hijos de esta generación. No importa cuán lejos parecieran estar, danos la valentía para hablar al interior de sus vidas y dejar un impacto duradero”.
Tal vez en el pasado tus palabras no fueron lo que debieron ser, pero éste puede ser un nuevo día. A pesar de nuestros defectos y flaquezas, Dios permanece fiel y nos dará el poder para hablar a la siguiente generación.
Es sorprendente cuando te das cuenta de que tienes el poder del habla para marcar la diferencia en la vida de alguien. Recuerdo cuando era un joven cristiano, pasé por una temporada en la que me sentía como un fracaso y terminé bajo una nube de desesperación por un par de meses.
Un día salí con un oficial de policía mayor, llamado Doug, cristiano; y él me preguntó: “¿Qué te está pasando?”
“Estoy tan desanimado”, le expliqué. “Me siento como un fracaso. Quiero ser diferente, pero simplemente es inútil”.
Él me miró y dijo: “Eso es sólo el diablo tratando de condenarte. No hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Sé que quieres a Dios, así que dejemos de lado esa actitud”.
¡Hasta este día recuerdo las palabras que él pronunció sobre mi vida! No eran especialmente profundas, pero fueron dichas por un hombre mayor a la vida de un hombre más joven. Y éstas me permitieron levantarme nuevamente.
Carter Conlon se unió al equipo pastoral de la Iglesia Times Square en 1994, por invitación del pastor fundador David Wilkerson, y fue nombrado para el cargo de Pastor Principal en 2001.