PODER PARA COSAS MAYORES

Nicky Cruz

A ti y a mí se nos ha dado un don mayor de lo que podamos imaginar o pedir. Se nos ha confiado la bendición más poderosa que podríamos recibir: el don del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios. El Espíritu que es Dios, que vive dentro de nosotros, que nos dirige, nos guía, nos da el poder para hacer cosas grandes y poderosas.

Y con este regalo viene una gran responsabilidad. Tenemos que tomarlo y usarlo para la gloria de Dios. Utilizarlo para promover la gloria de Dios, para impulsar el trabajo del reino.

Cuando nos movemos en la bendición de Dios, no podemos olvidar nunca la fuente de esta bendición o la razón por la que Él nos bendice. No es para que estemos cómodos, sino para darnos el poder para un servicio mayor.

Nadie está más obsesionado con salvar almas que Dios. Su corazón arde por aquellos que necesitan su amor y perdón, aquellos que se rehúsan a confiarle su futuro, aquellos que aún no entienden lo mucho que les ama y se preocupa por ellos, lo mucho que quiere sostenerlos en sus brazos amorosos, darles un beso para quitar su dolor, y ¡traerlos al redil de la eternidad!

Dios anhela ver el día en que el cielo esté, literalmente, a punto de reventar con las almas, y Él ha confiado en ti y en mí para ver que eso suceda. Él ha puesto su confianza en nosotros para llevar esta carga por él, para llevar su mensaje de esperanza a un mundo perdido. El anhela que desarrollemos una obsesión por las almas en lo más profundo de nuestro corazón.

Si no has abrazado la pasión por las almas que Dios quiere que cada uno de nosotros tenga -la pasión que Jesús demostró durante sus días en la tierra- entonces comienza hoy pidiéndole a Dios que lo implante en tu corazón.

"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. "(Hechos 1:8).

 

Nicky Cruz, evangelista internacionalmente conocido y prolífico autor, se volvió a Jesucristo de una vida de violencia y crimen después de encontrarse con David Wilkerson en la ciudad de Nueva York en 1958 La historia de su dramática conversión fue contada por primera vez en el libro “La Cruz y el Puñal” escrito por David Wilkerson y más tarde en su propio best seller “Corre, Nicky, Corre”.