PEREZA OBSTINADA

David Wilkerson (1931-2011)

A medida que Estados Unidos se hunde más en la impiedad, cada vez más personas de Dios quieren seguir su propio camino. Tales personas no quieren ser vestidas por Cristo en vestiduras de justicia; sólo quieren vivir para ellos mismos, sin obligaciones ni compromisos. Por sus actitudes, le están diciendo al Señor: “Déjame disfrutar mi sociedad contigo para que los demás me vean tan bien como a ti”.

Las iglesias en América y en todo el mundo están llenas de millones de personas que se llaman a sí mismos cristianos, que no tienen intimidad con Jesús. No pasan tiempo en oración y no toman sus Biblias para ver lo que él desea de ellos.

De alguna manera, estas personas se han unido al nombre de Cristo completamente por su cuenta. Nuestro Señor no tendrá parte de tal arreglo. Cristo claramente advierte en Marcos: “Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad” (Marcos 13:35-37).

Leemos la parábola de las diez vírgenes, cinco sabias y cinco insensatas (ver Mateo 25:1-13). “Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron” (Mateo 25:5). Todas las vírgenes, tanto las insensatas, como las sabias, se quedaron dormidas. ¿Cómo podrían estas vírgenes sabias estar durmiendo? ¿Cómo podría cualquier siervo piadoso, aquellos que se han preparado para el regreso de Jesús durante tanto tiempo, estar dormidos cuando el Señor se acerca?

Veamos una advertencia de Pablo: “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Romanos 13:11). Pablo también advierte: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios” (Efesios 5:14-16).

Si sientes que te has vuelto perezoso en tu búsqueda de Jesús, decide buscarlo con todo tu corazón, mente, alma y fuerza. Comienza a orar a lo largo del día y haz de Cristo el centro de tu pensamiento.