NUESTRO AYUDADOR

Gary Wilkerson

Las Escrituras dicen que los ángeles nos miran y se maravillan al ver el regalo que hemos recibido. Piensa en ello: una cosa es ofrecer sanidad física a alguien y otra es ofrecer la salvación por toda la eternidad y vida abundantes para este mundo. Jesús nos da todos los recursos del cielo para llevar las Buenas Nuevas en verdad y poder:

"Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré" (Juan 14:13-14).

Cuando leemos este versículo, pensamos en la asombrosa magnitud de los milagros de Jesús. Pero Jesús habla aquí de la actividad del Reino, salvación, transformación y vida abundante. Cuando Él dice, “Todo lo que pidiereis en Mi nombre” nuestra petición será reveladora. ¿Pedimos milagros porque pensamos que traerán la gloria visible de Dios? ¿O pedimos resultados del Reino sin importar cuan pequeña sea su magnitud?

MAYORES OBRAS

De acuerdo a Jesús, hay un solo requisito para hacer las mayores obras de a las que Él se refiere: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará” (Juan 14:12, énfasis mío). Cada cristiano cree,  eso significa que todos nosotros somos capaces de hacer las mayores obras que Jesús ordenó para nosotros.

UN CORAZÓN LIMPIO

Pero para hacer esas obras, debemos tener un corazón limpio. Lo siguiente que Jesús dice es: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Si nuestros corazones están limpios, nuestra obediencia no será a regañadientes, sino un acto de amor.

¿Tienes problemas guardando la Palabra de Dios? La promesa de Jesús para ti es:

"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad" (Juan 14:16-17).

Nota la palabra Consolador (Ayudador). A través del Espíritu Santo, Jesús nos da la ayuda que necesitamos para obedecerle.