Nuestra Necesidad de Compañerismo en Dios

David Wilkerson (1931-2011)

Jesús declaró: “Yo soy el pan de vida… Yo soy el pan vivo que descendió del cielo… El que me come, él también vivirá por mí” (Juan 6:35,51,57). La imagen del pan aquí es importante. Nuestro Señor nos dice: “Si vienes a mí, te alimentarás. Estarás apegado a mí, como miembro de mi cuerpo. Por lo tanto, serás fortalecido por la fuerza vital que hay en mí”. De hecho, cada miembro de su cuerpo obtiene sus fuerzas de una sola fuente: Cristo, la cabeza. Todo lo que necesitamos para llevar una vida vencedora fluye hacia nosotros, a partir de él.

Este pan es lo que nos distingue como miembros de su cuerpo. Estamos separados del resto de la humanidad porque cenamos de un solo pan: Jesucristo. “Todos participamos de aquel mismo pan” (1 Corintios 10:17).

El apóstol señala: “Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12: 5). En otras palabras, no sólo estamos conectados con Jesús, nuestra cabeza, sino que también estamos unidos entre nosotros. El hecho es que no podemos estar conectados con él sin estar unidos a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

Estamos unidos no sólo por nuestra necesidad de Jesús, sino por nuestra necesidad unos de otros. Pablo afirma: “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros” (1 Corintios 12:21). Ten en cuenta la segunda mitad del versículo. Incluso la cabeza no puede decirle a otro miembro: “No te necesito”. ¡Qué declaración tan increíble! Pablo nos dice: “Cristo nunca le dirá a ningún miembro de su cuerpo: No te necesito”. Nuestra cabeza se conecta voluntariamente a cada uno de nosotros; aun más, él dice que todos somos importantes, incluso necesarios, para el funcionamiento de su cuerpo.

Es absolutamente vital que nos reunamos en el nombre de Jesús, por el bien de todos. Como hermanos y hermanas en Cristo, debemos acercarnos unos a otros en amor y preocupación, buscar comunión con los demás y apoyarnos mutuamente en oración.