Por que no podemos darnos el lujo de ser normales

Para algunos lectores, la declaración que haré sonará en negrita. Para otros sonará obvia. De cualquier forma, es un comentario de la iglesia que desearía no tener que hacer. La declaración es que muchos cristianos carecen de poder.

Considera que un cristiano "normal" es lo considerado como típico. Esta persona es un poco egoísta, un poco materialista, un poco comunista. La mayoría de sus decisiones diarias son para mejorar su propia vida. Esto incluye su búsqueda espiritual, de sus grupos de la iglesia y de las cosas que descarga y los seminarios a los que asiste.

No hay nada de malo en ninguna de estas cosas. Nuestro Señor quiere que nuestras vidas sean bendecidas. Pero para algunos cristianos esto no es más que actividades mundanas. Tienen que ver con la mejora personal y no con el reino de Dios. Y estas cosas pueden vaciar a un creyente del verdadero poder del evangelio.

Para mí, lo que pasa con el Crisitianismo normal hoy en día debe ser un escándalo para Dios. No es solo la falta de poder, ni la falta de pasión, la falta de auto sacrificio. En otras palabras, es la falta de cruz - y por lo tanto falta de Cristo. No me malentiendan: Estoy completamente por la gracia de Dios, y no quisiera poder una carga indebida sobre nadie. Pero es tiempo de que la iglesia tome una actitud espiritual para ver si realmente nuestras actividades espirituales están acercándonos al corazón de Dios o están haciéndonos correr en círculos.

Permíteme hacerte una pregunta. ¿Qué crees que sería bueno para tu salur espiritual - asistir a una iglesia donde no se predica mucho del evangelio ni se enseña mucho de la Palabra de Dios ni se tiene mucha pasión por si reino? ¿Una iglesia donde nadie vive realmente los mandamientos? O sería mejor asistir a una iglesia que exalta la Palabra de Dios, proclama el evangelio y agrupa a todo tipo de creyentes?

Yo humildemente sugiero que la segunda opción podría ser más peligrosa para tu salud espiritual. ¿Por qué? Jesús declara que a quien mucho se le da, mucho se le exige. Para alguien cuya vida no corresponde con la verdad bíblica que le ha sido enseñada, el día del juicio será un día algo tenebroso.

Muchos de nosotros debemos hacer una confesión dura. Es que, queremos conocer los caminos de Dios - escuchar el verdadero evangelio - pero podemos evitar vivirlo. Tristemente, la cultura de la iglesia alienta este tipo de vida hoy en día. Es aceptable gozar de sermones y entrar en la adoración - para volver a casa sin absolutamente ningún cambio.

¿Qué pasó con una vida completamente entregada a Jesús? ¿Qué pasó con estar dispuesto a dar la vida por el evangelio? Pablo dijo sobre su propio testimonio: "y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder" (1 Corintios 2:4). Si nosotros no estamos viviendo una vida llena del poder de Dios, no podemos culpar al Señor. No es que su gracia haya disminuido. La culpa es nuestra.

¡Señor, haznos anormales con una vida llena del poder del evangelio!

Dios no dejó de dar su poder en el año 100 DC o 500 DC. Jesús nunca dijo: "aún mayores cosas harán - hasta la reforma". Pablo predicó un mensaje sobre el poder del evangelio y él quería ese poder sobre su discípulo Timoteo, por una razón específica:

" También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables... aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita" (2 Timoteo 3:1-5, el énfasis es mío)

Pablo aquí está hablando de feligreses dedicados pero los describe como teniendo solo "apariencia de piedad". A estos cristianos no les importa ir a la sinagoga, leer textos espirituales o tomar parte en actividades religiosas. Pablo le advirtió a Timoteo; "Evítalos". Él estaba diciendo: "Es peligroso estar cerca de esa gente. Comenzarás a pensar que su forma de ser es aceptable. Ellos parecen piadosos, pero el Señor puede ver su corazón - y él ve la impiedad y la vanidad".

Pablo habló de esos cristianos cuando dijo "están siempre aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad" (3:7). En otras palabras, ellos escuchan todas las enseñanzas del evangelio pero nunca las toman en serio. Eso los dejó sin poder, dice Pablo, porque ellos "se oponen a la verdad" (3:8).

Pon atención a cómo comienza este pasaje: "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos" (3:1). Él aclaró que el cristianismo "normal" no es sostenible en los días que vendrán, que en los tiempos peligrosos harán marchitar una fe superficial. Soy probablemente el cristiano menos profético que exista, pero hasta yo puedo ver tiempos malos en el horizonte. Cuando las economías globales tambalean y el estadounidense promedio se enfrenta a un desastre financiero y la agitación política está en aumento, entonces algo tiene que pasar.

¿Qué es lo que la mayoría de los cristianos hacen cuando las cosas van realmente mal? ¿Están nuestros corazones realmente preparados para hacer frente a tiempos duros? Mi oración es que reaccionemos como la iglesia de los Hechos reaccionó cuando se enteró que vendría una hambruna. Ellos no acumularon víveres antes de que llegara el problema, sino que levantaron ofrendas para otras iglesias que ellos sabían que sufrirían.

Tu puedes pensar: "Eso es muy irresponsable". Sin embargo, es exactamente lo que Cristianos de otros países están haciendo hoy en día. Yo visité una iglesia en El Salvador donde el ingreso promedio es de cuatro dólares al día. Yo quedé atónito de ver que la gente da dos de los dólares que ganan para caridad. Les pregunté individualmente: "¿Por qué das tanto?" La respuesta siempre fue: "Porque Jesús dijo que demos a los pobres". Yo les decía: "Pero tú eres necesitado". "Oh, no" respondían ellos, "nosotros estamos bendecidos y queremos bendecir de vuelta".

Esos no son corazones impíos o hinchados de orgullo. ¿Podemos decir lo mismo de nosotros? Como Cristianos Norteamericanos, ¿estamos dispuestos a bendecir a otros cuando tenemos poco en nuestras propias cuentas? ¿O vamos a dar un paso atrás cuando toca bendecir como hemos sido bendecidos?

Los tiempos duros que se avecinan hablan más que de una economía turbulenta: Revelan la condición de nuestros corazones.

Por primera vez en la historia, menos del 50% de los Estadounidenses se identifica como creyente de cualquier tipo. Esa cifra es aún menor - 30%- para gente menor de treinta años. Muchos de ellos marcan "ninguna" como su afiliación religiosa. Se estima que dentro de una década ésta generación se perderá completamente en el secularismo y el ateísmo. Y la tolerancia para los Cristianos solo disminuirá.

¿Qué haremos con esto? El autor de Hebreos responde: "Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos" (Hebreos 10:32). Dios convirtió los sufrimientos de aquellos primeros cristianos en herramientas del poder del evangelio:

"Por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo... y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma" (10:33-39).

Este pasaje es duro, sin duda, pero hay buenas noticias en él: Habla de un tiempo cuando las cosas se pusieron tan mal que los creyentes eran tentados a retroceder de su mensaje. Sin embargo "Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma" (10:39).

Dios nos está diciendo que en medio de la creciente oscuridad él está haciendo algo glorioso: Él está levantando una iglesia de los últimos tiempos como un testimonio de su poder en tiempos difíciles. Esos creyentes clamarán: "Señor, tu no haces acepción de personas. Lo que hiciste con la iglesia del primer siglo, hazlo también con nosotros. Danos poder como testigos de tu verdad".

Por eso no podemos darnos el lujo de ser normales en nuestra fe por más tiempo. Piensa en el rápido aumento de los no creyentes que mencioné. Cada uno representa un alma de camino al infierno, alguien por quien Cristo murió. Esos números solamente nos llaman dejar de llevar un cristianismo "normal", y a proclamar el evangelio de Cristo sin temor ni impedimentos. Eso requiere su poder, que no puede ser alcanzado u obtenido por nuestros propios medios. Es dado únicamente por gracia.

He parafraseado a Leonard Ravenhill muchas veces sobre este tema, pero vale la pena repetirlo: "El Cristianismo de hoy en día es tan anormal que si un Cristiano comenzara a actuar como un Cristiano normal del Nuevo Testamento, él sería considerado anormal".

Dime ¿estás solo escuchando la Palabra de Dios o la estás haciendo? ¿O hay una disparidad entre el poder del evangelio de Cristo y tu caminar? Ora conmigo hoy: "Señor, estoy cansado de conformarme al cristianismo normal. Quiero unir mi vida sin reservas con tu poder celestial. Soy un vaso vacío - lléname y pruébame. Cueste lo que cueste, Señor, llévame a donde quieras que yo vaya".

Ora esto y verás su poder liberado en tu vida. Amén.