“Los brazos de los impíos serán quebrados; mas el que sostiene a los justos es Jehová… No serán avergonzados en el mal tiempo” (Salmos 37:17, 19). Esta asombrosa profecía para el pueblo de Dios se está cumpliendo ante nuestros ojos. El Salmo 37 nos dice que el Señor se levanta a la acción contra una sociedad cuyos pecados han indignado al cielo. Sin embargo, este mismo salmo es de gran esperanza, ya que contiene una promesa increíble para aquellos que confían plenamente en el Señor.
Dios dice que “sostiene a los justos”, lo que simplemente significa que Dios es fiel en su recompensa de los males, pero también en sus promesas. David está diciendo, en efecto, “Mira a tu alrededor y ve cómo Dios guarda su palabra. Sus advertencias ahora se manifiestan en tus titulares, sus acciones en todos tus medios. ¿No guardará Dios también su palabra para preservar a sus escogidos?”
No importa lo que ocurra en el mundo, no importa cuán atemorizantes sean las noticias, cuán severamente se estremezca el mundo, el pueblo de Dios no será avergonzado. De hecho, el Señor actuará en base a nuestra fe para cumplir su palabra. Podemos sufrir, pero él levantará todos los que confían plenamente en él.
Los cristianos enfrentarán imposibilidades en los días venideros, pero nuestro Señor proveerá milagros cuando no haya una respuesta humana. De hecho, él pone voluntariamente su reputación en manos de su pueblo, llamándonos a comprometerlo con su palabra. Quizás dices: “Dios puede defender su propio nombre; no me necesita” ¡No es así! Dios ha elegido a su pueblo para que sea su testimonio en un mundo entumecido e inmóvil y nos está llamando a comprometerlo abiertamente para que haga lo que promete.
“Tú, Jehová, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre; líbrame, porque tu misericordia es buena” (Salmos 109:21). Dios nunca avergonzará a un pueblo que confía en él. Él cumplirá su palabra porque su propio honor está en juego.