No Temas a las Mentiras de Satanás

David Wilkerson (1931-2011)

“Hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y verdadero delante de Jehová su Dios. En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado” (2 Crónicas 31:20-21).

En muchas palabras, las Escrituras dicen que Ezequías fue el rey más grande que Israel haya tenido. Se nos dice que su corazón estaba tan puesto en el Señor que ningún rey antes o después de él fue como él. Luego considera el siguiente versículo: “Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas” (32:1).

Nota la frase inicial: “Después de… esta fidelidad…” Esto se refiere a todo el bien que había hecho Ezequías: su andar en la verdad y santidad; su búsqueda de Dios; su adhesión al Señor; su lucha contra el pecado y el transigencia; su profunda oración y confianza; el avivamiento nacional que dirigió. Después de estas bendiciones, dice la Escritura, entonces entró el diablo. Principados y potestades de las tinieblas rodearon al rey justo y al pueblo de Dios, desatándose una guerra total para derribarlos y destruir su fe.

Sí, todo esto sucedió después del establecimiento de los muchos ministerios de Ezequías, que eran estables, maduros y bien fundamentados. Satanás no estaba desperdiciando sus poderes en un hijo de Dios débil, inexperto y vacilante; él apuntaba con sus armas más intensas a un gigante espiritual. Este hombre piadoso no vivía en pecado o rebelión; fue uno de los siervos más fieles de Dios. Y sin embargo, prácticamente de la noche a la mañana, Ezequías se encontró en una situación imposible. Y el Señor no explicó por qué le había sobrevenido este terrible asedio.

En Ezequías, vemos una clara ilustración del plan del diablo contra todo siervo devoto de Dios. En nuestros propios tiempos de prueba y tentación, Satanás viene a nosotros trayendo mentiras: “Eres un fracaso, de otra manera no estarías pasando por esto. Hay algo mal contigo y Dios está disgustado”. La Biblia nos dice que Dios libró a Ezequías de manera sobrenatural (ver 1 Reyes 19:35). Y desde la cruz de Cristo, el pueblo de Dios ha tenido promesas incluso mejores que las que tuvo Ezequías.

Recuerda, ora, incluso en silencio, y rehúsa temer los ataques de Satanás. ¡Dios mismo se ocupará de tu enemigo y trabajará su plan para librarte!