Nada es Más Valioso que Jesús

David Wilkerson (1931-2011)

A Jesús le encantaba hablar a las multitudes en parábolas. “Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo” (Mateo 13:34-35).

La Biblia dice claramente que hay secretos del Señor: “Su comunión íntima es con los justos” (Proverbios 3:32). Estas verdades ocultas han sido desconocidas desde la fundación del mundo, pero Mateo nos dice que están enterradas en las parábolas de Jesús. Tienen poder para liberar verdaderamente a los cristianos si ellos están dispuestos a pagar el costo de descubrirlas.

Veamos la parábola de la perla de gran precio. “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró” (Mateo 13:45-46). El comerciante aquí también era un evaluador, uno que se ganaba la vida evaluando perlas costosas por su calidad y valor. Él representa un grupo muy pequeño de creyentes y Jesús es la perla de gran precio, de valor incalculable.

Obviamente, la perla pertenecía al Padre que poseía a Cristo como cualquier padre posee a su propio hijo. De hecho, Jesús es la posesión más preciada y apreciada del Padre y sólo una cosa haría que el Padre abandone esta perla invaluable: el amor. Él y su Hijo habían hecho un pacto antes de la creación del mundo y en ese pacto, el Padre acordó entregar a su Hijo como sacrificio con el propósito de redimir a la humanidad.

Cuando los principales sacerdotes examinaron esta perla, lo devaluaron enormemente. “Tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel” (Mateo 27:9). ¡Piénsalo! El Dios del universo había puesto su preciosa perla a disposición de todos, sin embargo, estos hombres le dieron poco o ningún valor.

Amado, Dios quiere que su perla sea hallada por aquellos que están obsesionados con poseerlo a él. Es como si él estuviera diciendo: “Mi perla está disponible sólo para aquellos que le dan un gran valor”. Jesús te ofrece todo lo que él es: gozo, paz, propósito, santidad. Él es tu tesoro, disponible para ti a cambio de tu confianza, tu amor y tu fe en su Palabra.

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