Movidos a Amar

David Wilkerson (1931-2011)

La mayoría de los sermones en Pentecostés se enfocan en las señales y maravillas realizadas por los apóstoles, o los 3,000 que fueron salvos en un día, o las lenguas de fuego que aparecieron. Pero no escuchamos sobre un evento que se convirtió en la mayor maravilla de todas. Este evento envió multitudes de regreso a sus naciones con una impresión vívida e inconfundible de quién es Jesús.

De la noche a la mañana, miles de carteles que decian: “Se Vende” aparecieron frente a las casas en todo Jerusalén y sus alrededores. La Escritura dice: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno… Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hechos 2:44-45; 4:34-35).

¡Imagina la escena en Jerusalén! De pronto, se vendieron multitudes de casas, lotes y tierras de cultivo, así como artículos para el hogar como muebles, ropa, artesanías, ollas y sartenes, obras de arte.

Los espectadores tuvieron que preguntar: “¿Qué está pasando? ¿Estas personas saben algo que nosotros no sabemos?” Cualquier creyente habría respondido: “No, somos seguidores de Jesús y cuando entregamos nuestros corazones al Mesías, su Espíritu nos cambió. Ahora estamos haciendo las obras de Dios y recaudando dinero para los pobres e indefensos”.

¿Cómo provocó el Espíritu Santo este repentino cambio de opinión en aquellos creyentes recién bautizados en Jerusalén? Fue a través de un despertar en sus corazones de las palabras de Jesús: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (Mateo 25:35-36).

Estos creyentes sabían que nunca más podrían vivir de la misma manera. Repentinamente, vieron cuán serio es este asunto de representar a Jesús realmente y esto los llevó a sus casas a encontrar todo lo que no necesitaban y luego sacar esos bienes a las calles para venderlos. En pocas palabras, la Palabra de Cristo les dio una nueva actitud de amor y preocupación por los necesitados.

Si clamas por el toque de Dios y buscas tener una nueva pasión por Jesús, el Espíritu Santo te llevará a un gran viaje. En algún momento de ese camino, terminarás enfrentando el desafío de Jesús de cuidar a los demás.