MINISTERIO PRÁCTICO

David Wilkerson

Si amamos al mundo y las cosas que están en el mundo, no podemos ser de Dios: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). Si codiciamos, queriendo cada vez más cosas, no somos una de sus ovejas: "Ni los ladrones, ni codiciosos… heredarán el reino de Dios" (1 Corintios 6:10).

Estos creyentes serán cabras no solamente por su codicia por cosas, o porque no ayudaron al necesitado. El Señor les dirá: “No me representaste adecuadamente ante el mundo. Hiciste que el impío me identificara con la prosperidad, el dinero, y el éxito. Engañaste a los pobres diciéndoles que yo quería hacerlos ricos. Y le dijiste a los enfermos que ellos estaban sufriendo porque carecían de fe."

Te bendije. Derramé mis recursos sobre ti, porque te amé. Pero no abriste tus oídos al llanto de necesidad alrededor tuyo. En cambio, te ahogaste en tus propios bienes. Si fueras mío - si me amaras – hubieses obedecido mis mandatos."

Puedes decir: "Hermano David, esto es demasiado difícil. Seguramente Dios no es tan así.” Lee las palabras de Ezequiel: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad…y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso”. (Ezequiel 16:49, itálicas añadidas). Cuando Dios juzgó a Sodoma, no mencionó su homosexualidad o idolatría. Todo se trataba del orgullo, la comodidad y la negligencia para con el necesitado. No tenían ninguna preocupación por el pobre.

¿Cómo puedes involucrarte con el necesitado? Eso es obra del Espíritu Santo. Si estas bajo convencimiento con este mensaje, ve a él. Él te conducirá directamente a las necesidades que quiere que suplas en una de estas áreas de ministerio de amor práctico. No pienses que esto es para ponerte bajo una culpa o condenación, sino para ayudarte a evaluar tu corazón a la luz de las palabras de Jesús.

El Señor no espera de nosotros que lo hagamos todo. Pero sé que él espera que nosotros estemos personalmente comprometidos en la participación en al menos alguna de estas áreas de necesidad. ¿Puedes decir que estás listo para pararte frente a Cristo en aquel día, sabiendo que estás ayudando a alimentar o vestir al pobre, visitar a los prisioneros, bendiciendo o visitando a viudas y al huérfano?