Los Planes Dados por Dios Contra las Tácticas de Satanás

David Wilkerson (1931-2011)

Pablo escribió dos cartas a los corintios que contenían poderosas enseñanzas. Enseñó acerca de la resurrección, la venida del Señor, el tribunal de Cristo, la muerte al pecado, la justicia por la fe, y el cielo y el infierno. Fielmente, Pablo advirtió a estas personas, las cortejó, les suplicó. Sin lugar a dudas, ningún otro cuerpo de creyentes había sido pastorado con tanto amor, tan bien enseñado y tan edificado por el evangelio de la gracia.

Además, los corintios fueron bendecidos más allá de las enseñanzas de Pablo. Ellos habían experimentado poderosas obras del Espíritu Santo en medio de ellos y habían recibido muchos dones espirituales. ¡Era una iglesia vibrante, profética y en llamas! Sin embargo, increíblemente, varios de estos mismos creyentes bendecidos vivían en la inmoralidad. Pablo había acusado a muchos de ellos de haber cometido “inmundicia” (2 Corintios 12:21) y escribió: “Esta es la tercera vez que voy a vosotros… He dicho antes… que si voy otra vez, no seré indulgente… Por esto os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificación, y no para destrucción” (13:1-2, 10).

Pablo no estaba desmenuzando palabras. Básicamente, él estaba diciendo: “Dos veces les advertido del pecado en su congregación. Se han sentado bajo una predicación piadosa y convincente y han participado del don de la gracia de Dios. Sin embargo, algunos de ustedes han torcido esa gracia al continuar deliberadamente viviendo en la inmundicia”.

Todos los domingos, cristianos profesos se reúnen para adorar, oír la Palabra de Dios y disfrutar del compañerismo. Sin embargo, muchas de estas mismas personas llevan vidas llenas de pecado. Judas advierte: “Ciertos hombres han pasado desapercibidos… hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Dios en lujuria y niegan al único Señor Dios y nuestro Señor Jesucristo” (versículo 4). En otras palabras, las personas intentarán distorsionar y pervertir toda reverencia por las cosas de Dios.

Judas da tres defensas contra las seducciones de Satanás en Judas 20-21:

  1. Edifica tu fe estudiando diligentemente la Palabra de Dios.
  2. Ora en el Espíritu Santo.
  3. No estés ansioso, más bien anhela la venida de nuestro Señor.

Cada uno de nosotros tiene la capacidad de orar, leer la Palabra de Dios y buscar el pronto regreso de Jesús. Si hacemos estas cosas, declara Judas, cosecharemos los beneficios de esta oración: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Judas 24)