LAS MENTIRAS DEL DIABLO ACERCA DE LA ESPERANZA

David Wilkerson (1931-2011)

¿Qué puede hacer el pueblo de Dios para mover el corazón del Señor en estos tiempos peligrosos? ¿Deberá hacer algo la iglesia sin poder? ¿Debemos sentarnos y esperar el regreso de Cristo o estamos llamados a tomar algún tipo de acción drástica? Cuando a nuestro alrededor, el mundo está temblando; y los corazones de los hombres se desmoronan de miedo, ¿estamos llamados a tomar armas espirituales y luchar contra el adversario? Seguramente los seguidores de Cristo tienen un papel en estos tiempos oscuros, pero ¿qué se supone que debemos hacer? ¿Vamos a estar en línea con el resto del mundo, agarrando nuestro pedazo de pastel? ¡No nunca!

Durante el tiempo del profeta Joel, un día de oscuridad se acercó a Israel como nunca se había visto en la historia. Inclusive el profeta clamó: “¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová” (Joel 1:15). El consejo de Joel para Israel en esa oscura casa fue: “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón con ayuno y lloro y lamento ... convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia” (Joel 2:12-13).

Este era el llamado de Dios a la iglesia: “No se desanimen ni se entreguen a la desesperación. Ustedes no deben creer las mentiras del diablo de que no hay esperanza”. En lugar de ello, según Joel, el clamor del pueblo al Señor debiera ser: “Señor, detén este reproche a tu nombre. No dejes que se sigan burlando de tu iglesia”. Y el Señor respondió: “Incluso ahora, cuando me han expulsado de su sociedad y la misericordia parece imposible, cuando la humanidad se ha burlado de mis advertencias y el miedo y la tristeza están cubriendo la tierra; incluso ahora, les exhorto a que vuelvan a mí y muestren al mundo mi misericordia”.

Satanás quiere que la iglesia piense que no hay esperanza, pero Dios viene a nosotros a través de esta palabra de Joel: “Hay esperanza y misericordia, incluso ahora. Soy amable y tardo para enojarme y éste es el momento para que se vuelvan a mí en oración”. ¡Es tiempo de volver al Señor en oración como nunca antes!