La Paciencia de Dios para con los Burladores

David Wilkerson (1931-2011)

Increíblemente, a muchos les aterra el regreso repentino de Cristo. La sola idea de que sus vidas están llegando a su fin y de tener que enfrentar un día de juicio, es tan aterradora que la han puesto a un costado. ¿Cómo podría ser esto cierto para los creyentes? Según Pedro, sus vidas son determinadas “andando según sus propias concupiscencias” (2 Pedro 3:3).

Pedro dice aquí que si te aferras a un pecado secreto, la idea de que Jesús vendrá y te juzgará es el pensamiento más aterrador que cualquier pecador podría tener. Por lo tanto, el pensamiento de tener que estar delante de Dios y rendir cuentas es algo de lo que deben burlarse.

Pedro nos dice: “En los postreros días vendrán burladores… diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:3-4). El mensaje de Pedro es claro: “La burla de la ley de Dios está detrás de toda la frivolidad acerca de la venida de Cristo. Es un odio por la Biblia, un desprecio de los Diez Mandamientos y por el Evangelio. Esa es la causa de toda la anarquía, el alarde del pecado, la falta de poder de la iglesia. Los burladores están predicando un nuevo mensaje: Cristo no vendrá. No tenemos que temer un día del juicio”.

Tal como Pedro profetizó, esos burladores están aquí hoy. No se burlan de la ley de la tierra; se están burlando de las leyes de Dios. Su enfoque no es la Constitución, es la Palabra de Dios. Y estos burladores están en lugares altos: en el Congreso, en los tribunales superiores, en los colegios y universidades, incluso en los seminarios.

El Espíritu Santo sabe exactamente por qué Jesús aún no ha venido, es porque nuestro Señor es paciente. Es paciente con los pecadores, no queriendo que ninguno perezca. En su misericordia, él está esperando que el pecador más vil se arrepienta y, por esa misma razón, el Espíritu Santo no se detendrá en su tarea. La burla no hará que el Espíritu venga una y otra vez, convenciendo de pecado y revelando la verdad de Cristo.

Al final de esta era, el Espíritu Santo está haciendo un último clamor de medianoche: “¡Jesús viene!” “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44).

“Sí, ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20). ¡La pronta venida de Cristo debería emocionar tu corazón!