La Obra Persuasiva del Espíritu Santo

Gary Wilkerson

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).

Jesús, el Mesías, sanó, liberó, resucitó de los muertos, echó fuera espíritus demoníacos, caminó sobre el agua, libertó del pecado y predicó la verdad de Dios como ningún otro. Hablaba con autoridad y amaba profundamente a sus discípulos. Entonces, ¿cómo podría ser mejor que se vaya? Los discípulos no podían imaginar cómo esto podría ser una ventaja para ellos.

Jesús suavizó el golpe de su anuncio asegurando a los discípulos que el Espíritu Santo haría grandes cosas para ellos y para toda la humanidad. “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (16:8-11).

Jesús dio a entender que el Espíritu Santo sería un ayudador y que haría aún más de lo que había hecho él mientras estuvo en la tierra. Él convencería al mundo de pecado, de su necesidad de un Salvador; y eso es bueno. Pero también traería convicción de justicia a los creyentes. Él estaba hablando a los seguidores de Jesús y diciendo que el Espíritu Santo los convencería respecto a su justicia.

Entonces, una vez que has conocido a Jesús y él te ha lavado con su sangre y te ha limpiado de toda injusticia, te ha sacado del reino de las tinieblas y te ha entregado a su maravilloso reino de luz. Y ahora el papel del Espíritu Santo es convencerte de quién eres en Cristo Jesús, ¡traer convicción a tu vida respecto a tu justicia! ¡Aleluya! Tú y yo necesitamos esta convicción todos los días porque cuando fallamos, podríamos sentir la tentación de rendirnos y volver atrás.

El Espíritu Santo está ahí para convencerte de no entretener pensamientos de rendición. Él camina amorosamente a tu lado para asegurarte que no perteneces a ese reino de tinieblas porque Jesús te ha limpiado. ¡Él te ama y te ha hecho justo!