“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas” (1 Pedro 1:6-9).
Pedro dice que es necesario que pasemos pruebas por un tiempo. Me gustaría poder hacer que todos los problemas de mi vida duren sólo un poco de tiempo, ¿a ti no? Pero Pedro no está hablando tan sólo de poco tiempo, él está diciendo que mientras estemos en esta tierra, no podremos escapar de las intensas pruebas que nos causan estrés y ansiedad. Mientras aún estemos en este cuerpo, no debemos pensar que es inusual que suframos. Dios lo sabe y verdaderamente va a hacer algo poderoso en medio de nuestras pruebas.
“En lo cual vosotros os alegráis” (versículo 6). ¿Por qué alguien se regocijaría en pruebas y tribulaciones? En el griego, la palabra regocijo que se usa aquí, en realidad significa saltar de alegría. La misma palabra es utilizada en el libro de Hechos, cuando un hombre lisiado fue sanado después de que Pedro impusiera sus manos sobre él (ver Hechos 3:9). Pero regocijarse mientras se sufre, desafía la lógica y sólo puede aceptarse a la luz de entender lo que el Señor está haciendo que suceda en tu vida. Los tres hombres hebreos fueron arrojados a un horno de fuego, pero en lugar de ser consumidos por el fuego, fueron sacados en perfecto estado, para la gloria de Dios. Incluso el rey quedó impresionado por su firme fe en su Dios (ver Daniel 3:20-29).
Disfrutamos al leer estos testimonios, pero Dios es el mismo hoy, como lo fue entonces. Él va con nosotros a través de todas nuestras pruebas y hace que lleguemos en victoria si confiamos en él por completo.