La Clave del Tiempo en Familia

David Wilkerson (1931-2011)

Usted es profundamente bendecido si tiene un hermano o hermana devoto con quien orar. De hecho, los intercesores más poderosos que he conocido han venido de dos en dos y de tres en tres. Os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:19).

Algunos cristianos llaman a esto "oración de acuerdo". El lugar donde este tipo de oración tiene lugar con más fuerza es el hogar. Mi esposa, Gwen, y yo oramos juntos todos los días, y creo que eso mantiene unida a nuestra familia. Oramos por cada uno de nuestros hijos mientras crecían, para que ninguno de ellos se perdiera. Oramos por sus amistades, sus relaciones y sus futuras parejas; y ahora estamos haciendo lo mismo por nuestros nietos.

Muy pocas familias cristianas dedican tiempo a la oración en casa. Personalmente puedo testificar que estoy en el ministerio hoy debido al poder de la oración familiar. Cuando era niño, no importaba dónde jugáramos mis hermanos y yo, en el jardín delantero o en la calle, mi madre gritaba desde la puerta principal de nuestra casa: “¡David, Jerry, Juanita, Ruth, es la hora de la oración!" (Mi hermano Don aún no había nacido).

Todo el vecindario sabía de nuestro tiempo de oración familiar. A veces odiaba oír ese llamado, y me quejaba y gemía al respecto. Sin embargo, algo sucedió claramente en esos momentos de oración, mientras el Espíritu se movía en medio de nuestra familia y tocaba nuestras almas.

Tal vez no puedas verte a ti mismo orando en familia. Tal vez tengas un cónyuge que no coopera o un hijo rebelde. Amado, no importa quién decida no participar. Todavía puedes venir a la mesa de la cocina, inclinar la cabeza y orar. Eso servirá como un tiempo de oración de tu hogar y todos los miembros de la familia lo sabrán.