Jesús aún puede hacer esto

¿Te estás enfrentando a una crisis que te ha llevado a las rodillas? Quizá necesitas sanidad fisica. Tal vez tienes problemas económicos. Tu matrimonio podría estar quebrándose. Tu periodo de prueba ha durado tanto tiempo que tu espíritu se ha sumido en el desaliento?

Multitudes de Cristianos enfrentan situaciones terribles que se escapan de su control y hacen que todo parezca sin esperanza. Han agotado todos sus recursos y emociones tratando de remediar su crisis en vano. Han seguido adelante creyendo que Dios va a satisfacer su necesidad, pero su situación va de mal en peor. Cuando más ora, más lejos parece estar Dios, como si ahora ya no le importara.

Si esto te describe, quiero animarte: no te rindas — Jesús está cerca de ti. Él desea no solamente satisfacer tu necesidad sino también que des un salto en tu fe. No importa cuán desesperada sea tu situación, él quiere enriquecer tu espíritu con esta verdad: "Jesús aún puede hacer esto.”

Una escena en el evangelio de Marcos aborda cuatro tipos de fuegos que pueden confrontar nuestra fe. El primero es cuando una calamidad llega repentinamente. El segundo es cuando nuestra prueba se extiende mucho tiempo y no hay un final a la vista. El tercero es cuando nuestras circunstancias van constantemente empeorando. Y el quinto es cuando dejamos de creer en todo.

1. Jesús puede hacer esto.

Jairo era un hombre devoto y temeroso de Dios en una crisis inmediata: "Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá" (Marcos 5:22-23).

Podemos imaginar la desesperación de Jairo. Su pequeña hija estaba enferma al punto de morir. Cuando él supo que Jesús el sanador estaba cerca, él decidió: "Pondré mi fe en él" Él corrió hacia el Mesías, cayó sobre su rostro y rogó por un milagro: "Señor, si no haces esto, no tengo más esperanza. Los doctores no pueden ayudarme. Tú tienes que hacer ocurrir un milagro.”

Observa la frase exacta que Jairo utiliza en el versículo anterior: "... y vivirá" (5:23). Estas palabras denotan la fe de Jairo en la capacidad de Cristo. Él creía que era el Señor de lo imposible, "Jesús, tú puedes." Él sabía que si Cristo apenas tocaba a su hija, ella sería sanada.

2. Jesús hará esto.

Lo que sucede después revela otro nivel de fe. "Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor” (5:24-26).

Considera la desesperada situación de esta mujer. Con el tiempo su condición de hemorragia iba de mal en peor. Sin embargo, cuando se enteró de que Jesús iba pasando, pensó "Si tocare tan solamente su manto, seré salva" (5:28).

Oculto en su corazón había un grano de mostaza de de — el tipo que crece y se transforma en una grande y frondosa planta. La fe de esta mujer era tan fuerte que no necesitaba que Jesús viniera a ella; todo lo que necesitaba era alcanzarlo y tocarlo. Observa la última frase en su pensamiento: "...y seré salva" (5:28). Ella no pensó "Jesús puede hacer esto si quiere" Ella estaba convencida "Esto será así por que él es Dios." Fue como una fe sólida como la roca — el tipo que cree en los milagros de Dios basados en su bondad.

La condición de esta mujer refleja la de muchos cristianos hoy en día. Para algunas parejas en problemas, no es suficiente creer "Este matrimonio funcionará." Ellos necesitan una fe que diga: "A pesar de todo, Dios hará que funcione." Lo mismo es cierto para muchos enfermos en crisis. No es suficiente decir "Dios puede sanarme" sino "Dios va a sanarme.”

Imagina lo que la condición de esta mujer había hecho en su vida. Durante doce años ella se había ido debilitando más y más. Quizá esto describe tu vida. Los problemas se han multiplicado, las deudas se han acumulado y las preocupaciones se van multiplicando. Has visto cómo las oraciones de otras personas han sido respondidas, pero las tuyas parecen caer en oídos sordos.  Ahora tu corazón clama "¿Cuánto tiempo más Señor? ¿Por qué debería seguir esperando que me oigas?

Amo la fe de la mujer del flujo de sangre. Ella no tenía ninguna razón para creer que nadie fuera a hacer nada por ella. Sin embargo, se acercó a Jesús con fe, creyendo: "Hoy moriré por esto, o seré sanada." Su fe no era solamente "Jesús puede hacer esto" sino más bien "Jesús lo hará.”

Encontré este tipo de fe en un viaje a Brasil. Le pedí a un pastor local que me llevara a través de una comunidad empobrecida para ver cómo World Challenge podía ayudar con algunas necesidades. Las favelas de Brasil son el equivalente a los guetos urbanos más desesperados de los Estados Unidos, solo que mucho peor. No hay electricidad ni agua potable. Las calles funcionan como alcantarillas que fluyen con desechos humanos. Huérfanos sin hogar deambulan buscando alimento y refugio. Las favelas no tienen órganos de gobierno o cuerpos de policía y en su lugar son dirigidas por señores de la droga.

El pastor que me llevó a la favela era un ex adicto a las drogas. Él quería que yo conociera a la anciana mujer creyente que lo había llevado a Cristo. Ella tenía sobre los cien años y todavía vivía en una humilde choza. Años atrás había evangelizado al joven, diciéndole: "Hay esperanza para ti. Jesús cambiará tu vida.”

Cuando el pastor me presentó a esta santa mujer, ella inmediatamente comenzó a orar: "Dios,  tu has traído este hombre hasta aquí. Te he orado desde que tenía dieciocho años de edad, intercediendo por esta comunidad, donde pandillas y traficantes siguen matando. Pero ahora puedo ir a casa contigo porque tú has enviado a este hombre a cuidad de nuestra comunidad.”

Ella tomó mis manos y oró por lo que nuestro ministerio haría — fundar una escuela, un orfanato, una clínica y un programa de alimentación — todo lo cual pudimos hacer después. Esto ocurrió porque ella oró en fe: "Señor, tú lo harás" — y la fuerza de su fe alimentó la mía. Yo comencé a confiar en Dios para llevar a cabo todas estas cosas que ocurrieron en nuestro ministerio.

No me mal entiendas: la fe de esta mujer no era del tipo "proclámalo y reclámalo." Su oración no se basaba en algún deseo o capricho, sino en un deseo que había sembrado el Espíritu Santo en su corazón. Ella estuvo de acuerdo con el deseo de Dios traer su reino a la tierra.

Creo que la mujer del flujo de sangre en evangelio de Marcos tenía el mismo tipo de fe. En el momento que ella tocó el manto de Jesús "Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?" (5:29-30).

Debes notar que Jesús no inició esta curación, lo hizo la fe de la mujer. Jesús mismo dijo "Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote." (5:34). Su fe se basaba en la bondad de Dios. Ella declaró: "Señor, incluso si tú has olvidado mi necesidad, yo no he olvidado tu fidelidad." Su historia nos enseña que podemos tener el mismo tipo de fe, que dice "Señor, tú lo harás.”

3. El tercer tipo de fe mencionada en este pasaje es el más difícil de tener.

"Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?" (Marcos 5:35).

Esta noticia debió golpear el corazón de Jairo como una espada. Él acababa de oír a Jesús diciéndole a la mujer del flujo de sangre que su sufrimiento había terminado. Ahora Jairo escuchaba que su propio sufrimiento recién estaba comenzando. Imagino a este hombre piadoso pensando: "Mi fe no era lo suficientemente fuerte como la de la mujer. Es mi falta de fe la que llevó a mi hija a la muerte.”

Hay un importante mensaje en este pasaje para cada persona a quien su situación se ha derrumbado por completo. Quizá tu sanidad no ocurrió o tu matrimonio ha terminado. Tal vez ese ser querido perdido nunca se acercó a Jesús. Nosotros simplemente no entendemos por qué Dios permite que algunas tragedias ocurran.

Podríamos incluso reaccionar cuestionando o incluso culpando a Dios. Puedo ver a Jairo pensando: "Si Jesús no se hubiera detenido a hablar con esa mujer, podríamos haber llegado a casa a tiempo." ¿Cuántas veces estando en medio de tu prueba te has preguntado; "Si tan solo..."?

En este momento, algunos cristianos se sienten tentados a renunciar a creer que Dios contestará cualquiera de sus oraciones. Piensa en Jairo: ¿Por qué él debería haber tenido fe en ese punto? Alguien le dijo: "Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?" (5:35).

La clase de fe que Jesús pide en esta escena es del tipo más difícil de tener. Cada circunstancia nos dice que es demasiado tarde para que Dios intervenga. Por lo tanto, podríamos también dejar de orar.

Sin embargo Jesús está buscando una fe muy particular en este tipo de circunstancia. Es una fe que dice: "Si, mi situación está más allá de toda esperanza, pero Jesús aún puede hacerlo." Este es el tipo de fe que se requería de Abraham. Su hijo Isaac ya estaba considerado como muerto cuando Abraham levantó el cuchillo para matarlo, en obediencia al Señor. Sin embargo, justo cuando las promesas de Dios parecían no ser verdad, el Todopoderoso intervino.

Esta es exactamente la misma forma en que Jesús intervino por Jairo. Él le dijo: "No temas, cree solamente" (5:36). Yo no creo que Cristo estuviera pidiendo fe de Jairo aquí, más bien estaba creando fe en él. Tal como cuando Dios dijo en la creación "Hágase la luz," así él dijo a Jairo aquí "Hágase la fe.”

Amigo, si Jesús fuera a hablar en voz audible hoy en día, yo creo que él diría lo mismo sobre tu situación: "Cree solamente." Él está soplando su palabra viva en tu corazón, creando fe en ti. Él sabe que estás más allá de tu ingenio, más allá de tu fuerza y de tus capacidades. Y ahora él está profetizando sobre ti, diciendo: "Cree solamente a cerca de tu matrimonio, sobre tu hijo, tu enfermedad, tus finanzas, tu trabajo en el ministerio — sobre cada área de la vida que va de mal en peor e incluso aquellas que murieron."

Sabemos el resto de la historia de Jairo. Jesús le dijo a toda la familia: " ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme" (5:39). Tu situación también puede parecer estar más allá de cualquier esperanza, pero no para Jesús. Él levantó a la hija de Jairo desde la muerte, y él está listo para intervenir en tu situación con el mismo poder de resurrección.

4. El último tipo de fe que Jesús señaló es cuando abandonamos la fe por completo.

En el capítulo siguiente, Jesús va a una ciudad donde se encuentra con una incredulidad absoluta. Siempre me ha sorprendido el siguiente versículo: " Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos” (Marcos 6:5).

Este pasaje revuelve mi teología. ¿Cómo puede un Dios soberano estar de manos atadas por la incredulidad de los humanos? La verdad es que Jesús estaba enviando un mensaje a ese pueblo, diciendo, en esencia: "Lo siento muchachos, pero otros tienen tanta fe que van y abren un hueco en el tejado para bajar a un enfermo para que yo pueda sanarlo. Y ustedes ni siquiera creen que yo pueda sanar."

El pasaje termina con esta declaración increíble: " Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos" (6:6). Que esto sea un llamado de advertencia para nosotros. Que tú no estés leyendo este mensaje con alguna incredulidad en tu corazón.

Por supuesto, hay momentos en nuestra vida cuando Dios puede decidir actuar contrariamente a lo que nosotros queremos. Oramos, suplicamos, creemos que El Señor intervendrá — y él simplemente va en otra dirección. Pero eso no significa que Dios quiera que dejemos de confiar, dejemos de pedir ya sin esperanza, viviendo sin deseos.

¿Crees que Jesús aún puede hacerlo? ¿Crees que lo hará? No importa cuál sea tu prueba, no importa  cuán lejos parece estar la esperanza, él está listo para intervenir. Pídele que sople fe sobre ti.