IR A GETSEMANÍ

David Wilkerson

La audaz fe de Pedro le permitió caminar sobre el agua para llegar a Jesús en el mar. Pero cuando Pedro miró las olas crecientes en torno a él, empezó a hundirse, y de repente este discípulo intrépido entró en pánico y gritó: "¡Señor, sálvame!" (Mateo 14:30).

Jesús extendió la mano y agarró a Pedro, diciéndole: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (14:31). No cometamos errores; Cristo no llevaba una sonrisa cuando le dijo estas palabras a Pedro. Estaba muy triste por la incredulidad de su amigo cercano y le estaba demandando: “¿Por qué dudaste de mí, Pedro? ¿Acaso no soy yo el Señor Todopoderoso?”

NO ESPERAR UNA CRISIS

Al igual que Pedro, nos podemos mover valientemente en fe durante años hasta que viene una crisis que nos hace poner los ojos en nuestra situación. El empeoramiento de las circunstancias puede hacer que la sensación de pánico nos sobrepase, y creamos que vamos a hundirnos. Sin embargo, todo el tiempo Dios está al alcance.

Le pedí al Espíritu Santo que me mostrará cómo sacar la incredulidad de mi vida, orando: "Señor, ¿cómo puedo sacar esta montaña de mi corazón? ¿Cómo quito de mi alma todo lo que es un impedimento para tu poder que obra milagros?". Él me susurró: "Si quieres autoridad sobre toda duda y todo miedo, hay un lugar al que debes ir".

EL LUGAR DE LAS RESPUESTAS

La respuesta se encuentra en un solo lugar: Getsemaní.

Getsemaní era el jardín donde Jesús fue a orar cuando su prueba se volvió devastadora y su copa lo abrumó (Ver Mateo 26:36-46). 

  • Lloró sus más profundas penas ante el Padre
  • Ganó la batalla sobre todo principado y poder maligno.
  • Es el lugar donde todos los obstáculos deben obedecer Su Palabra.

Puede que tengas que encontrarlo en un lugar de lágrimas, pero vencerás.