HUYENDO EN TIEMPOS DE CRISIS

David Wilkerson (1931-2011)

¿Alguna vez simplemente quisiste huir de todo? Pero, ¿a donde irías? Y, ¿qué harías cuando llegues allí? Podrías sorprenderte si supieras cuántos buenos cristianos albergan secretamente pensamientos momentáneos de alejarse de todo. La idea de no tener responsabilidades y cargas suena bastante atractiva.

Cristo ha establecido una meta para sus seguidores: Una vida de confianza total, fe como la de un niño y victoria sobre todo poder del enemigo; pero muchos todavía están atravesando luchas. Aunque disfrutan de la paz con Dios, soportan presiones familiares, enfermedades, angustias y pruebas.

Dios entiende completamente el impulso del hombre de huir en tiempos de crisis. Es por eso que le proporcionó a Israel ciudades de refugio donde las personas en crisis pudieran buscar refugio y protección. Se reservaron seis ciudades para que cualquier israelita que estuviera abrumado o en peligro “huyendo a una de estas ciudades salvase su vida” (Deuteronomio 4:42).

En tiempos de problemas, no hay lugar para correr fuera del Señor. “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado” (Proverbios 18:10). Cuando muchos de los discípulos de Jesús lo abandonaban, él se volvió a los doce y les preguntó: “¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:67-68).

El hijo de Dios tiene un lugar a donde correr cuando está abatido con preocupaciones. Escucha el clamor del Señor: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí… y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29).

Puede que nunca entiendas lo que en ciertas ocasiones estás atravesando, pero cuando te sientas hundido, atemorizado y abandonado, huye a tu lugar secreto de oración y derrama tu corazón al Salvador. Luego haz lo que Moisés ordenó: “Estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará” (Éxodo 14:13).