He Aquí los Behemots de la Vida

David Wilkerson (1931-2011)

Después de que las Escrituras nos hablan de las horribles pérdidas de Job, se nos dice que Dios viene a él y le dice: “He aquí ahora behemot [el hipopótamo], el cual hice como a ti” (Job 40:15) y un poco más adelante: “¿Sacarás tú al leviatán [el cocodrilo] con anzuelo, o con cuerda que le eches en su lengua?” (Job 41:1).

¿Por qué Dios incluiría estos dos poderosos monstruos en su revelación a Job? ¿Por qué Dios haría que Job mirara los rostros de un hipopótamo y un cocodrilo?

Primero, el Señor le planteó este problema a su siervo: “Mira, Job. Aquí viene el hipopótamo detrás de ti. ¿Qué vas a hacer? ¿Puedes derrotarlo con tu fuerza física? ¿No? Quizás puedas tratar de hablarle con dulzura. Ahora, mira el cocodrilo que te amenaza, ¿cómo lo manejarás? Esta criatura tiene un corazón de piedra. No tiene el concepto de misericordia”.

Esto era más que una simple cátedra sobre el reino animal. Dios le estaba diciendo a Job algo sobre los “monstruos” de la vida. Le estaba mostrando a su siervo que estas dos criaturas asombrosas, feroces y abrumadoras representaban los monstruosos problemas que asolaban la vida de Job.

“Piensa en el hipopótamo. Pisotea todo lo que tiene a la vista. Simplemente es un problema demasiado grande para que lo manejes, Job. No eres rival para él en absoluto. Nada de lo que puedas hacer lo dominará. Sólo yo, el Señor, sé cómo detener a una criatura tan monstruosa. ¿Y qué hay del cocodrilo, Job? Ningún humano puede luchar contra una criatura así. Nadie con sus propias fuerzas puede despojar al cocodrilo de su gruesa armadura. Lo mismo ocurre con tu enemigo espiritual, el diablo. Sólo yo puedo ganar la batalla con él”.

¿Escuchas lo que Dios está diciendo en su discurso en Job 41:1-11? No sólo le habla a Job, sino a todos los creyentes. Él está declarando: “Enfréntate a la verdad sobre los monstruos en tu vida. No puedes manejarlos. Yo soy el único que puede”.

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