Gente de Posición Neutral

David Wilkerson (1931-2011)

Aquellos que eligen vivir en una posición neutral comparten ciertas características. Las características de las dos tribus y media (Rubén, Gad y la mitad de Manasés) se pueden encontrar hoy en aquellos que se niegan a pulverizar sus ídolos y morir al mundo. Sus nombres hebreos los exponen.

Rubén significa: "¡Un hijo que ve!" Él era el primogénito de Jacob, pero perdió su primogenitura porque fue arrastrado por la lujuria. Jacob describió a su hijo Rubén como “impetuoso como las aguas,  no serás el principal”. Rubén se llegó a la concubina de su padre, y Jacob, en la hora de su muerte, dijo de él: “Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado”. (ver Génesis 49:4).

Rubén sólo tenía ojos para este mundo: sus deseos, sus cosas, sus placeres. Era inestable porque su corazón siempre estaba dividido; y este espíritu pasó a su posteridad. Acá tenemos a una tribu entera unida al mundo y empeñada en salirse con la suya.

Gad significa “fortuna o tropa”. En pocas palabras, esto significa soldados de fortuna o mercenarios. Moisés dijo de Gad: “Escoge lo mejor de la tierra para sí” (Deuteronomio 33:21). Esta tribu era obediente por fuera, “ejecutando los justos decretos de Jehová”, pero la característica principal era el interés propio. Gad estaba consumido por sus propios problemas y la necesidad de “lograrlo”.

Manasés significa “olvidar, descuidar”. Este era el primogénito de José y debería haber recibido la primogenitura. Pero incluso en su niñez se desarrolló un rasgo triste y Jacob lo vio en el Espíritu. Manasés algún día olvidaría los caminos de su padre José y descuidaría el mandamiento del Señor.

Considera estos rasgos combinados de los cristianos de posición neutral: Inestables como el agua en las convicciones espirituales; nunca sobresalen en las cosas de Dios; tibios, susceptibles a la lujuria; gobernados por necesidades egoístas; descuidan la Palabra; no toman en serio los mandamientos del Señor; toman sus propias decisiones en lugar de confiar en Dios; olvidan las bendiciones y tratos del pasado; no están dispuestos a dejar ir ciertos ídolos; justifican sus propias decisiones; ¡no están dispuestos a morir a aquello que los seduciría trayéndolos de vuelta a la posición neutral!

Decidamos anhelar la plenitud del Señor. El deseo de Dios para ti es entrar en un lugar de reposo, gozo y paz en el Espíritu Santo. Eso requiere seguirlo "con todo el corazón, con todas las fuerzas".

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