ESCÓNDETE

Gary Wilkerson

Cuanto más nos afanemos y apresuremos en lograr cosas para Dios por nuestros propios esfuerzos, más se alejará de nosotros Su poder. Esto sucedía en el Antiguo Testamento vez tras vez. Israel siempre quería adelantar a Dios, frustrando así, Sus planes para ellos y robándole la gloria que Él merecía como su fiel libertador.

Por momentos, Israel incluso se unía a los ejércitos paganos para defenderse de enemigos más grandes, cosa que Dios les prohibió hacer. Hoy tenemos la misma tendencia. Nuestra carne simplemente está inclinada a adelantarse al Señor.

Elías sabía lo que significaba esperar en el Señor. Me encanta este versículo acerca de él: “Y vino a él [Elías] palabra de Jehová, diciendo: …escóndete” (1 Reyes 17:2-3). Creo que estas son algunas de las palabras más difíciles que cualquier seguidor de Jesús podría escuchar. Es el equivalente de Jesús, cuando les dice a sus discípulos: “Espera”. El Señor fielmente se moverá en Su tiempo elegido, si esperamos.

Para los discípulos, la espera fue cuestión de semanas; para Elías, fueron tres años. Ese fue el periodo restante de la hambruna que Israel sufrió después que Dios le hablara. Imagina lo difícil que fue ese período para Elías. Él tenía una palabra de Dios ardiendo en su corazón, pero se le ordenó permanecer en silencio durante tres largos años.

Sin embargo, pasados esos años, Dios le dijo a Elías: “Ve, muéstrate ... y yo haré llover sobre la faz de la tierra” (18:1). En el momento señalado, Elías participó de una asombrosa bendición que Dios impartió a Su pueblo.

Hoy, muchos de nosotros, nos “mostramos” antes del tiempo designado por Dios. Terminamos haciendo patinar nuestras ruedas, agotándonos, cansándonos al hacer la obra de Dios. Amigo, el único poder que tendremos para la obra de Dios, provendrá del tiempo que pasemos en oración.