EL DIOS QUE RESPONDE A LA ORACIÓN

Jim Cymbala

¡No tengas miedo de pedirle a Dios grandes cosas! Cualquier cosa menos deshonra a aquel que nos ha dado promesas tan asombrosas. Cuando sus bendiciones caen sobre nosotros, alabémoslo con todo nuestro corazón. Pero en esas ocasiones cuando él susurra: “¡Anda! Levántate y haz lo que te he indicado que hagas”, recordemos que muchas de las respuestas más dulces a la oración implican trabajar juntamente con Dios para lograr sus propósitos.

Imagínate despertar en medio de la noche ante el ruido de un intruso que intenta entrar. Te quedas congelado por el miedo, recordando lentamente que el teléfono está justo al lado de tu cama y puedes marcar el “911” si lo deseas. Pero para obtener ayuda, debes levantar el teléfono.

Tenemos el mismo tipo de acceso “911” a Dios, pero nuestra línea directa al trono de la gracia no nos servirá de mucho si no la usamos. A lo largo de la Biblia, vemos cómo se ganaron las victorias y se superaron circunstancias negativas cuando un hombre o una mujer hizo la oración correcta en el momento crucial. Podríamos elegir entre cientos, pero el salmista David ofrece una ilustración clásica:

“Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré” (Salmos 5:2-3).

Observa el fervor de la oración de David cuando le pide a Dios que esté “atento a la voz de mi clamor”. Este es un asunto de súplica desesperada, no de oración relajada, porque David está luchando contra sus enemigos. Si él quiere sobrevivir a sus ataques, tiene que tener ayuda del cielo. Él no tiene un “Plan B” porque está pidiéndole as “Rey mío y Dios mío”, el Señor para quien nada es imposible.

David era un hombre que oraba mucho y recibía mucho; su fe no estaba en el poder de la oración en sí misma, sino en el Dios que responde a la oración. Ese es el secreto de todos aquellos que, a lo largo de la historia, han aprendido de primera mano acerca de la fidelidad de Dios.

Aprovecha la ayuda de Dios hoy mismo, no olvides “levantar el teléfono” y hacer la llamada.

Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson.