EL DIABLO HUYE CUANDO TÚ VAS HACIA JESÚS

David Wilkerson (1931-2011)

Como seguidores de Jesucristo, debemos estar constantemente conscientes de que el diablo quiere destruirnos. Por lo tanto, dice Pablo, necesitamos conocer todo lo que podamos acerca de las tácticas y los planes del enemigo, “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11).

Leemos en Apocalipsis que Satanás ha declarado una guerra abierta y frontal a los santos de Dios con un plazo límite, en el cual él planea llegar a completar su trabajo: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).

Mientras muchos cristianos están durmiendo en esta medianoche, tal como Jesús predijo, el diablo está trabajando ferozmente, preparándose para la guerra. Él es muy consciente del corto tiempo que tiene para lograr sus propósitos malvados, por lo que no descansa; él está maquinando, siempre ideando formas de hostigar y destruir a la Iglesia de Jesucristo.

La fecha límite de Satanás le fue dada hace siglos; se puede remontar a un gran prodigio que tuvo lugar en los cielos, una impresionante e increíble guerra en la que Satanás determinó destruir al niño Jesús (lee el relato en Apocalipsis 12:1-4). ¡Cuán a menudo Satanás ha tratado de devorar a Jesús! Y mientras que la gran guerra cósmica ya no es entre Cristo y el diablo, porque Jesús ahora se sienta con seguridad junto al Padre celestial, el diablo aún está librando una guerra contra Cristo al dirigir su ira hacia nosotros, su simiente.

Pedro nos da este consejo: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).

Cuando sientes que el enemigo avanza, en el instante en que tú vas hacia Jesús, éste queda indefenso. Santiago nos dice: “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). Los tiempos venideros pueden ponerse duros, pero el Padre nos ha prometido una salida (1 Corintios 10:13).