EL ÚNICO LUGAR SEGURO

David Wilkerson (1931-2011)

A lo largo de la historia, las personas han creído que podían manejar cualquier calamidad lo suficientemente bien sin tener fe en Dios. El profeta Isaías escribió que tales burladores se jactan: “Cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros” (Isaías 28:15). Isaías llama a estas personas espiritualmente ciegas (ver Isaías 26:11); en otras palabras, no atribuirán ninguna calamidad a la obra de Dios. En lugar de ello, actuarán como si Dios no estuviera en el cielo en absoluto.

Muchos burladores en América piensan que su riqueza los salvará del desastre, pero Dios dice en términos inequívocos que cuando su divino zarandeo comience, los ricos impíos verán de repente sus posesiones como inservibles (ver Isaías 2:20-21). Otros dicen: “Los profetas de la condenación han estado diciendo las mismas cosas durante siglos, pero aún no ha llegado el fin del mundo. Sólo debemos disfrutar la vida mientras podamos”.

Es cierto que diversos profetas de Dios han emitido advertencias en todas las generaciones, pero la historia demuestra que Dios siempre envió sus juicios en el tiempo señalado. John Owen, el gran predicador puritano, dio una fuerte advertencia a su congregación el 9 de abril de 1680, y mientras los escépticos se burlaban, Dios, de hecho, envió terribles juicios sobre esa sociedad. John Owen vivió para llorar por una ardiente catástrofe que envolvió a Londres y destruyó esa gran ciudad. De hecho, vio el cumplimiento de cada una de sus poderosas profecías: guerras, destrucción, economías destrozadas, depresión nacional, enfermedades que barrieron multitudes de personas descuidadas y despreocupadas.

Amados, estamos viviendo en un momento como el de Owen. Y en momentos como estos, sólo hay una respuesta: “¡El justo por la fe vivirá!” Owen amonestó a su pueblo con lágrimas para preparar un arca de seguridad para ellos y sus familias. “Esa arca es Jesucristo, el único lugar seguro”.

Quizás veamos peligro en todos lados, pero tenemos una ferviente protección de ángeles que nos rodean y un Dios que ha jurado llevarnos a través de cualquier desastre que podamos enfrentar. Pon tu fe en Jesús y podrás enfrentar la tormenta venidera con serenidad, confianza y paz mental. ¡Él es tu buen y amoroso pastor y él es fiel para guiarte hasta el final!