"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…" (Gálatas 2:20), y " De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).
Quizás tú dices: "Yo sé que estoy en Cristo por fe. Me doy cuenta de que soy una nueva criatura, pero todavía lucho terriblemente con un hábito. Esto me desalienta mucho". A Satanás le encantaría convencerte de que Dios se ha dado por vencido contigo. Él quiere que pienses que Dios te ve como sucio, inmundo por el pecado. Pero todo es mentira. Lo que estás experimentando es la carne luchando contra el Espíritu en ti. Esta batalla es común a todos los creyentes y cuando estás en medio de ella, Satanás quiere convencerte de que el "viejo hombre" todavía tiene el control.
Esta es la verdad. No importa cuál sea tu condición, Dios no cambia en su amor por ti. Él nunca dejó de amar a la raza de Adán, a pesar de toda su maldad, idolatría y lujuria. Él nos ha preservado a lo largo de la historia hasta los últimos días cuando intervino con su plan de rescate. Dios hizo posible en la cruz redimir a cada uno de nosotros: Adán y toda su descendencia.
Debemos mantenernos firmes en el conocimiento de que nuestra posición ante Dios se basa en una cosa: somos victoriosos a causa de la cruz. Esta victoria no proviene de nada bueno que tú o yo hagamos. Como dice Pablo: “Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8). Nuestra victoria viene únicamente a través del arrepentimiento, la fe y la confianza en el cuidado de Dios por nosotros. Nuestra parte es mantenernos firmes en la posición que él nos ha dado por gracia en Cristo. Su Palabra nos asegura: "Puedes fallar a veces. Pero cuando te miro, solo veo a mi Hijo, Jesús. Vas a salir victorioso de esta batalla, sin culpa ni condenación".