Un Vistazo al Corazón de Jesús

David Wilkerson (1931-2011)

Creemos que nuestro Señor disfruta lo suficiente de lo que hacemos por él, pero hay mucho más. Considera este versículo: “¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?  ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?” (Lucas 17:7-8).

Puede que no tengamos ningún problema en identificarnos con el sirviente en su deber para con el amo. No hay problema en ponernos nuestro delantal y servir al Señor una mesa llena de alabanzas. ¡Nos encanta alimentar a nuestro Señor! Es nuestro mayor gozo ministrar al Señor, pero tenemos dificultad con la última parte: “¡Después comerás tú!”. Eso puede parecer demasiado para que lo comprendamos. No sabemos sentarnos y permitirle el mismo gozo que experimentamos al servirle. Le robamos a nuestro Señor el gozo de ministrarnos.

Cristo responde a nuestra fe y se regocija cuando nos arrepentimos. Le habla al Padre de nosotros y se deleita en que confiemos como niños. Sin embargo, estoy convencido de que su mayor necesidad es tener comunicación uno a uno con aquellos que dejó aquí en la tierra. Ningún ángel en el cielo puede satisfacer esa necesidad. Jesús quiere hablar con los que están en el campo de batalla.

¿De dónde saqué ese concepto? Está en el relato de la aparición de Cristo a los dos discípulos en el camino a Emaús. Ellos se entristecieron por la partida de su Señor, pero cuando el Cristo resucitado se acercó, no lo reconocieron. ´Él quería hablar; tenía mucho que decirles. “Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos… Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:15, 27).

No podría haber habido una mejor experiencia para esos discípulos; ellos se fueron diciendo: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras hablaba con nosotros? Pensamos en el gozo de los discípulos, pero ¿qué acerca del gozo de Jesús? Él estaba satisfecho y lo veo lleno de gozo por esta comunión con sus discípulos.