Un Tipo Diferente de Discípulo

Gary Wilkerson

Pablo le escribió a Timoteo: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:6-7).

Dos capítulos después, Pablo dice: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1). La Biblia utiliza la palabra: "peligroso"; probablemente sea una palabra más fuerte. En los últimos días, vendrán tiempos peligrosos sobre la faz de la tierra.

¿Cómo se ve el discipulado en tiempos de confusión y opresión? Cuando Pablo le escribió a este joven en 2 Timoteo, él estaba en prisión y estaba advirtiendo que tiempos peligrosos estaban a punto de desatarse no solo en todo el mundo sino también en Éfeso.

La predicción de Pablo se hizo realidad para Timoteo; poco tiempo después, el emperador Domiciano estableció su capital en Éfeso y exigió que todos los que vinieran a Éfeso le quemaran incienso. Tenían que poner un poco de ceniza en su brazo y frente, para después decir: "Acabo de quemar incienso al rey Domiciano". Luego iban al mercado donde compraban comida, ropa para calentarse y carbón para cocinar comidas para sus hijos y familias. A menos que estas personas hayan sacrificado a Domiciano y se hayan puesto la marca en la frente y en las manos, no podrían ingresar al mercado donde se vendían todos estos suministros vitales para la vida diaria.

En los últimos días, habrá tiempos difíciles y peligrosos; y debes mantenerte puro. Debes mantenerte santo, pero va a costarte. No puedes sacrificar tu vida a los ídolos ni a los señores de este mundo. Pablo pedía a Timoteo que tuviera un espíritu valeroso en medio de una época peligrosa. Le estaba diciendo: “Tú debes ser un tipo diferente de discípulo".

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido… Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:14, 16-17).

Dios ha prometido equiparnos a través de su Palabra. Una vez que nos cubramos de un espíritu, no de temor sino de poder; y una vez que seamos enseñados en la justicia, estaremos listos para enfrentar los días de maldad y opresión.