Un Peligroso Amor por el Mundo

Gary Wilkerson

Una vez conocí a un hombre que es pastor en Laos bajo un duro régimen comunista. Su iglesia es clandestina y ha sido encarcelado por ser creyente. En ese país, casi el 90 por ciento de las veces que te encarcelan, nunca vuelves a casa. Así de peligroso es.

Como pastor en Estados Unidos, podría hacer que más personas descarguen mis sermones y podría tener más oportunidades de predicar en diferentes iglesias, pero ese hombre supera con creces cualquier cosa que yo haya tenido en términos de su conocimiento, revelación y relación con Dios porque él se mantuvo firme en la forja de ese fuego de sufrimiento y dificultad.

A menudo, aquí en Estados Unidos, donde no estamos bajo el mismo peso de persecución, la iglesia se vuelve tan fácil, liviana y esponjosa; y nuestra teología práctica se vuelve cómoda y fácil. Si no tenemos cuidado, el materialismo y la comodidad entran y nos alejan de esa devoción verdadera y radical. Nos aleja del fuego de la fe, de estar en llamas por Dios.

En su carta a Timoteo, Pablo habla de un hombre en particular que se alejó del Señor debido a dificultades. “Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (2 Timoteo 4:9-11). El final de Colosenses menciona a Demas, y la carta de Pablo a Filemón incluye un saludo de Demas, quien se llama colaborador de Pablo. Aquí, sin embargo, dijo que Demas lo había abandonado.

En otras palabras, este hombre amaba las cosas de este mundo y no quería sacrificarse, sufrir y lidiar con las dificultades como parte de ser un seguidor radical de Cristo. Así que, se fue.

Ya sea que estés en buenos tiempos como nosotros en Estados Unidos o que estés en el lugar de la advertencia de Pablo de que se avecinan tiempos difíciles sobre la faz de la Tierra se está convirtiendo en una realidad, no estamos excluidos de esta advertencia contra el atractivo del mundo. Sin importar qué, debemos estar en guardia, diligentes, fieles, de rodillas, mirando a la Palabra de Dios. El Señor nos pide que estemos en fuego por él, sin importar en qué época estemos, incluso si estamos en buenos tiempos y todo está en paz.

No debemos permitirnos el ceder nuestros principios cuando las cosas son fáciles, para no rendirnos cuando las cosas sean difíciles.